Capitulo 1: Quiero besarte.

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Leonardo Smith: 

Cuando mi madre se enteró de que Karol y yo ahora estábamos juntos, se puso eufórica. Ya había decidido que eramos una pareja totalmente ideal. Las razones por las que había terminado con Allison, le parecieron muy justas y como si fuera poco, ahora llega y me sorprende con esto. Es increíble.

Tengo tantas ganas de ver a mi familia, a mi hermano, a mis padres...Joder, aunque tenga los años que tenga, siempre los hecho de menos. Sin olvidar, que los quiero demasiado para dejarlos por completo.

Observo el rostro de Karol dormido por la mañana y resulta tan tierno, que si pudiera, me quedaría mirándolo horas. Su respiración es pesada y su cabello cae un poco, despeinado sobre su mejilla.

Paso saliva y me siento en la orilla de la cama, tratando de no hacer tanto ruido. Deslizo mi mano sobre su mejilla y retiro aquellos mechones de cabellos que le cubren la cara. A continuación me acerco hasta su tersa piel y deposito varios besos en su frente, su mejilla y los parpados de sus ojos y entonces es cuando frunce el ceño y abre los ojos inmediatamente, asustada.

-¿Leonardo? - Dice todavía adormilada.

-Soy yo, preciosa. - le digo con una sonrisa.

En cuanto escucha aquellas tres simples palabras, levanta la cabeza rápidamente y me mira incrédula.

-Leonardo, ¿Qué haces acá? - Dice nerviosa. - ¿Estás loco?, si mi madre te ve ahí, si que nos vamos a meter en un gran rollo.

-Me ha dejado entrar. - Le respondo sin más.

-¿Cómo que te ha dejado entrar? - Pregunta sorprendida. - Si lo ha hecho, créeme que te haz confundido, esa no es mi madre. - Se ríe.

-Pues sí, me ha dejado entrar. - Le digo acercándome más a ella.

Siento como su cuerpo se tensa y me mira ahora, con las mejillas sonrojadas.

-No piensas decirme nada al respecto, ¿verdad? - Me dice y aprovecho el momento para dejar un beso en su frente.

-Vamos Karol, sólo quiero estar contigo un rato. - me quejo.

-¿Solo un rato? - Pregunta con una mueca.

Por lo que niego con la cabeza y beso sus labios. - Me retracto, quiero pasar contigo todos los benditos días, aunque no siempre se pueda.

Ella sonríe y me mira ahora, un poco más tranquila. Pero sus labios carnosos y rosados de pronto hacen que entre en calor.

-Quiero besarte. - Le digo ansioso.

Me acerco hasta ella sin esperar su respuesta, cuando sus manos en mi pecho me detienen rápidamente.

-No puedo. - Siento como mi cuerpo se congela.

-¿Por qué?

-Quiero cepillarme antes. -Dice y dejo salir un suspiro de alivio.

Asiento y dejo que ella pueda bajarse de la cama. Mi corazón palpita rápidamente cuando observo sus caderas desde aquel short que lleva. Entonces niego con la cabeza y volteo hacia el otro lado, tratando de que no sé de cuenta.

Karol Brown:

Entro al baño lo más rápido que puedo, con los nervios a flor de piel. No puedo creer que esté aquí, la verdad es que cada día está más loco. En realidad me encanta su locura, pero me pone demasiado nerviosa.

Joder, si todo fuera un poco más fácil y mí madre no estuviera al pendiente de cada cosa que hacemos. Estaría más que bien y creo que ni siquiera me pondría tan nerviosa. Creo.

Cepillo mis dientes , lavo mi cara y cepillo mi cabello dejando todos los mechones en su lugar. Así que para cuando observo mi reflejo, noto como mis ojos verdes resaltan sobre mi rostro pálido en la mañana.

Resoplo y coloco un poco, solo un poco de rimel por mis pestañas y un bálsamo color rosa sobre mis labios.

-Ya estoy lista. - digo para mí, pero al parecer lo he dicho en voz alta, ya que escucho la voz de Leonardo, haciéndome sobresaltar.

-Que bueno. Estuve esperando por una hora, espero que estés hermosa. -Dice en voz alta y mis mejillas se ponen rojas. Nada fuera de lo común.

Salgo de una vez por todas y cuando lo veo casi me da un ataque, cuando me doy cuenta que esta acostado en mi cama.

Dios santo, ahora quedará impregnado su olor...Perfecto.

-Haz tardado mucho. -Dice con una risita. - Pero he de admitir que estás muy bella.

-¡Sí, claro! - Pongo los ojos en blanco. - La ropa de dormir se ve realmente hermosa en mí, ¡mira hasta combina con mis ojos! - Le digo con sarcasmo.

-Jajaja, ¿De qué hablas? - Dice acomodándose en la cama. -Si estás para morirse.

Alzo una ceja incrédula y él responde:

-No quería decírtelo...Pero ahora que te veo con ese short, me he dado cuenta de que te sienta de maravilla, mujer.

Mis mejillas se prenden en rojo nuevamente y hago el intento de taparme las piernas, en cuanto siento su mirada sobre mi cuerpo.

Suelta una carcajada y yo me pongo aún más roja. -¿Puedes dejar de ser tan pervertido? - Le digo molesta, pero no del todo.

-Me encanta cuando te pones así. - Dice poniéndose de pie.

-¿Cómo así? - Pregunto confundida.

Camina y se acerca peligrosamente hacia a mi. Sus manos se posan en mis caderas y entonces doy varios pasos hacia atrás temerosa. Mis cuerpo se detiene cuando ya estoy pegada a la pared, y él me mira divertido. 


Finalmente Mía. (2do libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora