Capítulo 1

29 3 4
                                    

Podían parecer una locura los sucesos que habían llevado, al apuesto, Ezra Hansen, a la parte de arriba del contenedor de un camión. Sus ojos color zafiro no se apartaban del asfalto, mientras sus manos se agarraban con fuerza al vehículo. Su expresión era dura y sombría, estaba decidido a hacerlo. Iba a saltar.
Apenas llevaba dos semanas en la ciudad de Londres y ya había tenido problemas. Nada más llegar, tuvo la mala suerte de que unos cazadores de vampiros supieran de su existencia. Por supuesto, no sabían que coger al moreno sería la tarea más difícil que habían intentado nunca. En un principio fueron cuatro hombres, ya solo quedaban dos con vida. Por muchos vampiros que hayan cazado en Londres, pensó Ezra, ninguno sería como él.
El muchacho se levantó con gran agilidad poniéndose en pie. La velocidad del camión no pasaba de ochenta, así que podía mantenerse sin ningún problema. Lo único que deseaba el vampiro, era que el conductor no se percatara de su estancia en el camión. Si eso fuera así, el vehículo empezaría a dar tumbos para que Ezra se cayera y eso no sería agradable. Aunque la verdad era, que había algo que le preocupaba más al muchacho, El sol. Según sus cálculos la hora del amanecer estaba al llegar y eso acabaría con su vida.
Dió un paso hacia delante, sus pies estaban mitad dentro mitad fuera del camión. El gélido aire londinense revolvió los cabellos color azabache de Ezra. No le gustaba lo que estaba a punto de hacer, pero no tenía otra opción. Por el rabillo del ojo pudo ver cómo uno de los cazadores estaba subiendo al camión. Pronto, estaría a su lado si no saltaba.
Hizo el amago de tomar aire, aún siendo consciente de que su naturaleza se lo impedía, dio un último paso al frente y cayó a la carretera. Lo normal hubiera sido caer de una forma brusca y Dolorosa, pero él era un vampiro. Las plantas de sus pies, se posaron sobre el asfalto con la misma facilidad con la que bajaría un escalón, haciendo que el moreno quedara de pie. Podía verse en la mirada del chico que no tenía ni un solo rasguño en su cuerpo. Por suerte, debido a las horas que eran no había humanos a la vista.
Tardó apenas unos instantes en recomponerse de la caída del camión en marcha. Comenzó a correr a gran velocidad, aprovechando las cualidades vampíricas, y dejando atrás a los cazadores que hasta hacía un momento le pisaban los talones.

Con el sol ya saliendo por el horizonte y la piel que no llevaba cubierta por la ropa comenzando a doler, el moreno entró al motel donde se hospedaba. Suspiró a sabiendas de que, una vez más, el hecho de haber estado toda la noche fuera y volver corriendo al amanecer, extrañaba cada vez más al recepcionista del motel. Este le dio la llave de su respectiva habitación y se giró sin decir palabra.
Ezra se dirigió a su habitación por las escaleras y al igual que todos los días de aquella semana, la cual parecía interminable, al entrar se desplomó en la cama. Era prácticamente imposible que un vampiro estuviera cansado, pero anímicamente el moreno estaba consumido. Miró a su alrededor, la limpiadora había cambiado las sábanas y puesto toallas nuevas otra vez. Se preguntó qué pensaría aquella mujer sobre tener las ventanas cerradas, con las persianas bajadas a cal y canto. Pero se le quitó la pregunta de la cabeza al recordar que no había recogido su encargo. Aquel que le hizo a ese hombre tan interesante de la taberna en la que estuvo unos días atrás.
Decidió que iría esa misma noche si los cazadores le daban tregua. Aquello era algo que necesitaba y con urgencia. Con ello llevaría a cabo la misión que le habían encomendado. Era parte de la razón por la cual estaba en Londres ya que él, era de la fría Noruega.

Hacía aproximadamente dos meses, el noruego había escuchado una conversación entre dos brujas, a escondidas. Se encontraba en uno de los mercados nocturnos que hacían ese tipo de personas, los que no eran del todo humanos. Solamente fue buscando unos cuchillos de los que había escuchado hablar, pero no pudo reprimir la curiosidad que le llevó a poner atención en aquellas brujas. Ellas hablaron sobre un grupo de vampiros que, según parecía, habían formado una comunidad. Normalmente, los vampiros a diferencia de los hombres lobo; y en similitud con los brujos, eran solitarios. Así que a Ezra le pareció extraño el hecho de que se hubieran juntado un grupo tan grande de su misma especie. Decidió investigar sobre el tema, para saber la finalidad de aquella comunidad tan extraña. Las escasas pistas que consiguió recabando información de rumores y otros vampiros, le llevaron hasta la ciudad inglesa en la que se encontraba. Una vez allí, pudo descubrir que los planes de aquel grupo eran de su agrado. Seguían totalmente las ideologías del chico. Tenían como objetivo acabar con la raza de los licántropos y eso, para Ezra era algo muy importante, pues lo deseaba con ansia desde hacía décadas. Tampoco tenía amistad con los de su misma raza, ni siquiera con los brujos y los humanos, era alguien quien no confiaba, prefería la soledad, pero no podía dejar pasar la oportunidad de ayudar a que esa raza se extinguiera de una vez.

Consiguió encontrar a otro vampiro en Londres, por medio de los rastros que dejaron unos cazadores de vampiros, los mismos que ahora le perseguían a él. Este pertenecía a aquella comunidad de vampiros y llevó a el señor Hansen ante sus jefes. El moreno les pareció interesante desde el momento en el que dijo su edad y experiencia era evidente que era ágil y astuto, así que no podían dejarle escapar. No obstante, antes de confiar en él plenamente, le encomendaron una misión en la que demostraría su lealtad y capacidad de cumplir órdenes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 18, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Blood and TalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora