Capítulo #1: Comportamientos extraños

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-Por fin bajas, ¿qué hacías?

-Nada importante – dijo Mario con voz dudosa.

-Pues vámonos ya, que se nos ha hecho tarde.

El grupo de amigos empezó a alejarse de la puerta del instituto por una calle azotada por el frío viento otoñal. A medida que avanzaban se dejó de escuchar el murmullo de otros corros de alumnos delante de la entrada cerrados en círculo para protegerse de la baja temperatura. Ángela se decidió a iniciar la conversación:

-¿Qué tal ahora que hemos terminado los exámenes?

-Pues bastante más relajado la verdad, por fin tenemos un respiro después de tanta presión y tanto estrés. – Contestó Sergio – Casi ni podía con ello.

Al escuchar estas últimas palabras Mario sintió un escalofrío recorriéndole la columna vertebral de arriba abajo, aunque esto pasó desapercibido.

-A mí no me parece que haya sido para tanto...

-Claro, como estás en letras...

- Ya empiezas... que es Ciencias Sociales, y no somos unos vagos.

-Tranquila, que era broma – dijo él entre risas.

-Pensaré que es verdad. Y vosotros, Mario y Natalia, ¿han sido muy duros los profesores en vuestra clase?

Ella se adelantó primero:

-Sí y no, a ver, depende de la asignatura. Por ejemplo, química fue muy fácil; pero con biología y mates bastantes se han ido directos a la recuperación.

Transcurrieron unos segundos de silencio.

-Y a ti Mario, ¿nos cuentas qué tal te ha ido?

Sin embargo, él parecía estar absorto en sus pensamientos, por lo que Ángela le repitió la pregunta una vez más. Finalmente volvió en sí emitiendo más o menos una respuesta.

-¿Eh?, no sé. Normal, tampoco hay mucho que contar.

Acto seguido, sacó el móvil para mirar algo y Natalia pudo darse cuenta de que le temblaban los dedos bastante. Pensando que sería por el frío lo ignoró.

Siguieron los cuatro con la conversación mientras caminaban de vuelta a casa. Se pararon delante de un portal y se quedaron todos mirando a Mario, mientras él permanecía con la mirada perdida. Tardó varios segundos en darse cuenta de la situación, era el de su casa.

-La puerta no se va a abrir sola, ¿eh? – dijo Sergio.

-Oh, claro.

Sacó las llaves de su bolsillo. Después Natalia se acercó un poco hacia él, pero inmediatamente Mario se echó bruscamente hacia atrás.

-¿Qué haces? – Preguntó ella – Solo iba a despedirme.

-Ah sí, perdona.

Se dieron dos besos y también se despidió del resto.Entonces, abrió la puerta del portal y subió las escaleras. Mientras avanzabapor el pasillo del edificio en dirección hacia su piso, se paró de golpe y girólentamente la cabeza hacia atrás. No había nadie más, pero aun así aceleró elpaso hasta llegar a su casa para después cerrar rápidamente la puerta tras desí.

En tu cabezaWhere stories live. Discover now