Epílogo

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Cojo la cuerda que había cogido de la caseta de jardín en la que estaba el jardinero Patrick, me coloco encima de la silla situada justo debajo de la lámpara en la que pongo la cuerda.

No estoy segura de hacer esto, pero, estar aquí es una tortura, estar aquí te va matando poco a poco, solo con una pequeña ventana por la cual no puedes saltar para acabar con esta tortura.

Mientras estuve aquí, lo único que hice fue escribir una simple frase al rededor de las paredes de esta putrefacta habitación «La vida le envía regalos a la muerte, los cuales guarda como si fuera un tesoro»

Hay gente que no logra entender cómo es la mente de una esquizofrénica que tiene un padre que culpa a su madre por haberla tenido, simplemente, estoy destruida, no quiero vivir más en este mundo.

Me subo a la silla y una vez estoy segura cuento hasta tres dándole una fuerte patada a está quedándome sin respiración.

—Hoy... Yo seré el regalo de la vida para la muerte— suelto como último suspiro cayendo en un sueño profundo del que jamás despertaré

F de Fantasmas »Terminada«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora