Never.

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Viktor se encontraba en los vestuarios de la pista de hielo, se mantenía estático, a medio cambiar. El móvil se mantenía en su mano derecha aunque hacia rato que había cortado la llamada. Su mirada se mantenía en algún punto de los  casilleros, los gritos de Yakov para que se diesen prisa parecían ser susurros que el patinador no oía, a pesar de que el resto de los que estaban en la pista habrían jurado que se podían oír por tosa Rusia.

Tardo en reaccionar pero lo hizo. Se cambio a la ropa de calle y salió precipitadamente de los vestuarios, sin molestarse en recoger toda la ropa que había dejado esparcida en el suelo.

- ¡¡¡ VIKTOR !!! ¡¿ QUÉ DIABLOS HACES QUE AÚN NO ESTAS VESTIDO ?! - Los gritos de un furioso Yakov se hicieron presentes al ver como el mencionado había aparecido precipitadamente con la ropa de calle.

Ignorando sus quejas este simplemente apoyo sus manos en los hombros del más mayor y clavo su mirada en la suya. Desde esa distancia Yakov podía ver perfectamente como el labio inferior del contrarió temblaba.

- Necesito un billete para el primer vuelo a Japón que haya.

Un vuelo nunca se le había echo tan eterno e insufrible como aquel, y eso que ni de lejos era la primera vez que viajaba a Japón.

Después de lo que parecieron siglos el avión alcanzó tierra. En esta ocasión su equipaje era únicamente lo que llevaba en sus bolsillos antes de salir de Rusia por lo que no tardo en huir del aeropuerto en busca de un taxi.

Gracias sus numerosos viajes a aquel lugar había conseguido aprender a una velocidad increíble el idioma, ganándose así una agradable sorpresa por parte del que en esos momentos era su prometido.

Prometido, una palabra tan hermosa para algunos, Viktor la odiaba con toda su alma. Era como una cadena que le anclaba a la dura realidad, saber qué difícilmente conseguirían ser algo más que aquello era una tediosa condena.

Deseaba con toda su alma poder dejar de referirse al contrario con aquella palabra.

Si hubiese sabido que su deseo se haría realidad se lo habría pensado dos veces antes de desear nada.

Pero él no tenía forma de saberlo.

El taxi se detuvo a las puertas de un magistral hospital, al que el ruso no dudo ni un momento a la hora de adentrarse en el.

Ni siquiera tuvo que pedir información alguna en recepción pues la llamada que había recibido horas antes había resuelto cualquier duda que pudiese tener.

Viktor no dudo un momento al pulsar el tercer botón en el ascensor. Se sorprendió a si mismo al ver lo calmado que se encontraba en aquel cubículo y aún más cuando no se lanzó a la carrera en busca de la decimotercera puerta.

"Katsuki Yuuri"

Se oían gimoteos en su interior. No llamó. Simplemente entró a su interior.

Su corazón se encogió.

Su prometido se encontraba junto a sus padres. El primero tumbado en una cama, conectado a cien máquinas, vendando en mil lugares. Yuuri giró su cabeza hacía la puerta al notar que la misma se habría. Dejo salir una leve sonrisa, hasta un gesto tan simple parecía dolerle horrores. Estiró su mano, con grandes dificultades, hacia el nuevo visitante. Este no dudo en rodear con sus manos la del contrario.

Su mano estaba tan fría en comparación con las del mayor.

- G.. gra... cias... por es... tar... a... qui... todos... - Cada palabra que salía de la boca del japonés parecía ser equivalente a cien puñaladas en el pecho. Viktor quiso suplicarle por su silencio pero luchar contra sus lágrimas que estaban a punto de salir requería demasiado esfuerzo.

Entonces él nipones quiero su cabeza para centrarse únicamente en el que en una ocasión había sido su entrenador.

- Po... or... fa... vor, por... fa... vor... - Las lágrimas se deslizaban por las mejillas del castaño. Cayó unos segundos para reunir fuerzas. - No me olvides Viktor.

Fue inútil para el ruso aguantar más las lágrimas que ahora se deslizaban incansables por sus mejillas.

Le susurró que todo saldría bien y que por eso jamás tendría porque olvidarle.

Yuuri simplemente dejo salir la sonrisa más dulce que Viktor había visto nunca.

Un pitido inundó la sala.

Los japoneses lloraban desconsoladamente agarrados el uno del otro. Por su parte Viktor había caído al suelo llorando a pleno pulmón. Mantenía la mano de su amante entre las suyas, se negaba a soltarle, no le dejaría ir, sería así de egoísta.

A las enfermeras les costó horrores conseguir que soltase la mano de su amado, y cuando por fin lo consiguieron se apuraron en sacarle de la sala, no sin antes para girarse a echar una última mirada, a tiempo de ver como la sonrisa más bella que había visto quedaba oculta bajo una sábana blanca.

El funeral sin duda fue horribles. Viktor no dijo ninguna palabra, ningún sonido se escapaba de sus labios pero sus lágrimas no dejaban de salir de sus ojos.

Ni siquiera Yuri fue capaz de decir nada, inclusos algunos jugarían que vieron el labio del joven rubio temblar en más de una ocasión.

Viktor mantenía su anillo, tendrían que arrancarle el dedo si alguna vez querían quitárselo.

La gente se fue yendo dandole algún que otro apretón en el hombro al de cabello plata. Este permaneció de pie frente la tumba de su enamorado hasta que la último se había disipado. Entonces no resistió más, sus piernas se doblaron y acabo tirando en la nieve. Sus gritos salían a la par que sus lágrimas. Agarraba su propio cabello balanceándose en el sitio. No entendía nada.

"¿ Por qué ?"

"¿ Por qué no yo ?"

"Él solo merecía lo mejor."

"¿ Por qué ?"

"Solo quería verle feliz durante toda nuestra vida."

"Lo siento, no pude protegerte."

"Habría dado una paliza a esos vándalos de haber estado contigo. No habría dejado que te tocaran un pelo. Lo siento, te he fallado."

Viktor no volvió a pisar el suelo nipones hasta once meses después.

Su primera parada fue el cementerio. Los padres de Yuuri se habían asegurado de que las flores se encontrasen impecables cada día.

Viktor se sento frente a la tumba.

- Hey Yuuri. - Una pausa.- Siento haber tardado tanto en venir a verte. - Una lágrima se deslizó por su mejilla.- Pero mira, lo hemos conseguido. - Y otra más siguió a la anterior.- Hemos ganado en oro.

Dejo una medalla sobre una fina capa de nieve.

- Lo hicimos Yuuri. - Su boca formó una sonrisa.-

Las lágrimas crearon ríos en sus mejillas.

Fin.

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⏰ Última actualización: Dec 23, 2016 ⏰

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Don't forget me Viktor. (Viktuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora