I/III

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El yo egoísta, que solo pensaba en sí mismo.
El yo despiadado, que no pensaba en tus sentimientos.
Aún no puedo creer que he cambiado tanto.
Tu amor me mantiene en movimiento.

Detendré el tiempo e iré otra vez contigo
Abro tú página en el libro de mis recuerdos
Yo estoy allí, junto a ti.

Miracles in December, Exo


Desde el gran ventanal de su despacho observaba todo Seúl. Los autos, los grandes edificios, las pequeñas pero humildes casas... y la nieve caer.

Él atenuante recuerdo de él envolviendo en abrigos y bufandas al dueño de sus sentimientos para luego tomarse de las manos y correr hasta tirarse en la nieve y rodar para luego reír y denostarse su amor con pequeñas bromas, hace que su corazón lata desesperado.

El frío llegaba a calar los huesos de todos los individuos que se encontraban en las calles buscando algún regalo para sus madres, para sus respectivos novios, si es que tenían, o algún otro familiar, el por su parte solo se dedicaba a observar sin expresión alguna a aquellos que emanaban felicidad.

Felicidad ¿Cuando llevaban sin sentir aquello? La respuesta era fácil, años.

Desde la pérdida de su novio no había vuelto a sonreír y ¡Joder! Estaba consiente que era su completa culpa por haberle engañado de una cruel manera con nada más y nada menos que con su mejor amiga, Bae Irene. Irónico ¿No? Siempre jurándole un amor eterno, susurrándole palabras las cuales expresaban fidelidad. Siempre que su novio se sentía amenazado por aquella pequeña mujer, le llenaba el rostro de besos y le recitaba palabras las cuales eran dignas de amantes en una noche llena de pasión y amor.

Realmente nunca fue su intención dejar al hermoso joven de de ojos claros, piel similar a la porcelana, un precioso rostro y un cuerpo menudito el cual era perfecto para sus grandes manos ¡Se amoldaban perfectamente! Como si de un rompecabezas se tratara.

Si tan solo su padre no lo hubiese obligado a sentar cabeza, si tan solo hubiese seguido a su corazón quizás nunca hubiese terminado con el menor y quizás estarían bajo un gigantesco árbol de Navidad expresándole su amor con besos o incluso, haciendo el amor como los perfectos amantes que eran.

—Mi hermoso Luhan... —un dolor se instaló en su pecho al ver a las parejas que buscaban regalos para las fechas.

Lo deseaba. Deseaba volver a aquellos tiempos en los cuales caminaban tomados de la mano por el centro comercial en busca del regalo perfecto para sus amigos e incluso para los empleados.

Un escalofríos le recorre el cuerpo de tan pensar en su hermoso niño con Park Chanyeol. Ese mal nacido.

Gracias a JongIn, uno de sus mejores amigos y mano derecha, había estado siguiendo a su ángel a escondidas y realmente su sangre hierve al recordar el día en que su amigo le había dicho que su niño tenía una relación con aquel imbécil.

Soltó un suspiro para luego caer en su silla y cerrar los ojos sumergiéndose en el pasado.

No podía reclamarle nada, después de todo era su culpa y estaba seguro que si llegaba a buscar a Luhan, este lo mandaría de una patada al océano.

Recuerda el día antes de su boda ¡Como olvidarlo! Obligadamente paseaba con Irene por los terrenos de la casa de su padre, recuerda el como ella había detenido la caminata para decirle que cancelaría todo y recuerda la felicidad que sintió en aquellos instantes. Nunca en su vida había sido tan feliz.

"—Esto matrimonio no traerá nada bueno Sehun-ah. Yo quiero casarme con alguien que esté dispuesto a darme todo lo que quiero. Que me ame, me desee y ser la única persona ante sus ojos. —suspiro viendo el hermoso paisaje frente a sus ojos— Por lo visto tú ya tienes a alguien y no te reclamo nada porque para ser sinceros, ni yo misma quiero esto, realmente no quiero desgraciarte la vida teniendo que atarte de por vida a mi. Solo quiero la felicidad para ambos y para eso, tengo que cancelar este estúpido acuerdo"

Dear Santa «hunhan»Where stories live. Discover now