Dear Santa «hunhan»

III/III

La forma en la que lloras, la forma en la que sonríes
¿Sabes lo mucho que significas para mí?
Palabras que lamento después de que me di la vuelta
Te pido disculpas, pero sólo escucha
Voy a cantar para ti
Sólo finge que no pasa nada

Estoy tan agradecido de todos los días que estás aquí
Eres un regalo de Dios

Cuando el día de hoy pase, todo se podría poner incomodo otra vez

Sing For You, Exo.

La fría brisa de invierno provocó un escalofríos en todo su cuerpo haciendo que se moviera por toda la cama tal cual gusano.

Lentamente abrió los ojos, los cuales le ardían, para notar por la ventana frente a sus ojos que había empezado una gran nevada que se venía prediciendo.

¿Que había pasado?

Recuerda haber tomado demasiado, gritarle al cielo, reclamarle inútilmente a Santa, llorar y su mal intento de suicidio ser intervenido por Luhan...¿Había sido un sueño o ya estaba volviéndose un loco?

Con un insoportable dolor de cabeza, se levanto para luego dirigirse al baño y verse en el espejo ¡Vaya sorpresa que se llevó!

Sus ojos estaban totalmente rojos, sus mejillas tenían grandes rastros de lagrimas, sus labios se encontraban secos y partidos, sumando a todo eso las ojeras instaladas bajo sus ojos que hacían que se viera más deplorable y la falta de color en todo su cuerpo.

—Este no soy yo...

¡Joder! Desde que había perdido a Luhan no era nada más y nada menos que nada.

Pego un salto gigantesco al escuchar como tocaban insistentemente a la puerta del baño y estaba preparado a darle un golpe a quien quiera que fuese ¡Podrían ser ladrones!

Grande fue su sorpresa al ver a Luhan con un chaleco color rojo y unas pequeñas astas de reno que recuerda a la perfección y como no, el mismo se las había regalado en su primera Navidad oficialmente como pareja.

Asustado por pensar que su locura estaba llegando a niveles más lejos, retrocedió sin decir palabra alguna.

«No puede ser cierto, el está con...»

—¿Que haces?

Chillo al ver como el otro hablaba y ¡Joder! Aquel Luhan imaginario se sentía tan real.

Lamentablemente el original seguramente se encontraba con Park Chanyeol bajo un gran árbol navideño y abriendo regalos felizmente como la pareja que eran.

Y si, había asumido que el menor ya no era suyo, que tenía que dejarlo ser feliz sin importar que no fuera el dueño que aquellas preciosas sonrías, después de todo, el merecía a alguien digno.

—¿Hablas? —a paso lento se acercó al más bajo— Por lo usual siempre que te imagino estas callado y sonriéndome — y no era mentira, siempre que lo imaginaba era sonriente y silencioso— Realmente deseo que estés aquí conmigo... ¿Acaso este es mi regalo? ¿Que mi Luhan imaginario hable? —preguntó a la nada— Para ser sinceros, ni eso merezco aunque me siento mejor teniéndote así... si estoy volviéndome loco, por favor nunca desaparezcas y te permito atormentarme por siempre...

—Eres demasiado adorable y temo decirte que te atormentare por siempre pero ten en cuenta que soy el Luhan real ¡En carne y hueso! —estiro sus brazos y trató de imitar una pose para mostrar sus músculos— Y tú estás realmente loco, Oh.