-Gemelas desaparecidas-

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Hay razones en que la vida solo te saca de tu cajetilla y te inhala entre sus ásperos labios lleno de verdades, de  mierda y crueldad: como si fueras un cigarrillo, un cigarrillo de la mejor calidad

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Hay razones en que la vida solo te saca de tu cajetilla y te inhala entre sus ásperos labios lleno de verdades, de  mierda y crueldad: como si fueras un cigarrillo, un cigarrillo de la mejor calidad. 

La vida así sigue, quitándote los momentos que llevabas trabajando, lo años restantes que tenias que contemplar. Te los quita, uno a uno, mes a mes y día a día, los hace desaparecer con los catástrofes y obstáculos que pone frente a ti; como si nada mas importara, solamente lo que ella quiera que vivas en tu miserable vida—Así de egoísta es—.

Tu felicidad, SI, no le importa tu felicidad. Le vale si tu ganaste un titulo en la mejor universidad o si quiera fuiste alguien importante en este patético mundo, lleno de azufre y mentiras ocultas en el hoyo de sus miserias. Al fin y al cabo, todos moriremos algún día, con nuestros pecados como cadenas y recuerdos que nos seguirán hasta el fin de los infiernos.

Estamos acabados.


Fije mi vista en la ventana. Las lagrimas invadían mi rostro, mis ojos estaban ardiendo al igual que estaban hinchados por el lloriqueo que había hecho en silencio, entre toda la gente que estaba a mi alrededor en mi casa, hablando de él— De mi esposo— como si en verdad lo lamentaran. Hipócritas.
No se ni si quiera para que los invite.

—Somos pecadores. Somos y seremos pecadores... 

Las dos chicas  me vieron  fijamente, tenían el ceño fruncido entre sus finas cejas maquilladas,. Me evaluaron con su vista de zafiro, recorriendo mi rostro con esos ojos destellantes y con un brillo que evito que apartara la vista. Mis pequeñas sobrinas estaban frente a mi, tal vez pensando que soy una loca o qué me estoy volviendo en una maníaca, hablando conmigo misma—Que patética —. 

  — Lo siento, chicas. Solo necesito que me traigan una copa de vino. La verdad a mi no me gustan estas cosas.

Ellas asintieron.

Yo quiero el silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora