Capítulo 5

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El viaje hasta Alpine, Nueva Jersey, fue tranquilo. Volver a casa dejando atrás la gran ciudad. Estaba claro que no le apetecía demasiado reencontrarse con sus padres, pero en el fondo sabía que al menos los primeros minutos serían reconfortantes.

Efectivamente, en cuanto salió del taxi y llamó al timbre, abrió su madre la puerta – no el servicio, no, su madre – y ambos se fundieron en un abrazo que podía haber durado horas si no hubiera aparecido su padre por detrás gritando:

- ¡El hijo pródigo ha vuelto!

Zayn se forzó a reír y a abrazar también a su padre.

- Has engordado, papá.

- Yo también te he echado de menos, Zaynie. No sabes lo feliz que ha estado tu madre desde que llamaste diciendo que vendrías unos días. Desde que te fuiste a Nueva York pensamos que ya te habías cambiado el nombre y que ya no querías saber nada de tu familia.

Entre tanto ya había llegado Louis, el nuevo asistente de la familia Malik para cogerle la maleta, que su madre pidió amablemente que llevaran a su habitación.

Sabía que en algún momento tendría que coger todas sus fuerzas y pedirles el dinero, pero disfrutó de la tarde como si viniera de verdad a estar con su familia, dejando que su madre le enseñara los espantosos cuadros que había estado pintando desde que había decidido que ese sería su nuevo hobby y ayudando a su padre a reorganizar su despacho, como todos los fines de semana cuando vivía allí, porque el señor Malik era probablemente la persona más desordenada del mundo – después de Doniya – y porque era al mismo tiempo tan exigente que se negaba a que cualquier persona del servicio tocara sus cosas.

Por desgracia su padre no le dejó disfrutar mucho más tiempo, y en mitad del segundo plato de la cena, sacó el tema:

- Has venido a pedirnos algo, ¿verdad?

El morocho estuvo a punto de atragantarse con la carne, así que bebió un poco antes de reconocer que sí.

- Medio millón de dólares, en realidad.

Lo dijo con naturalidad, como si fuera lo más normal del mundo, así esperando que no se lo tomaran demasiado mal. Y, de hecho, no solo no se lo tomaron mal, sino que se lo tomaron como una broma. Sobre todo, su madre, que se echó a reír en cuanto lo dijo. El hijo se forzó a sonreír un poco intentando calmar el pesado ambiente que se pondría en cuanto dijera sus siguientes palabras:

- Y no, no es una broma.

Recibió la misma mirada de sus progenitores: una mezcla entre incredulidad y preocupación.

- Javadd, ¿puedes explicar eso?

- ¿Puede esperar a después del postre? Es una historia larga y no me gustaría que se me enfriara la cena – intentó ganar un tiempo con los mejores modales posibles.

La pareja aceptó, pero nadie volvió a hablar de nada hasta que no estuvieron todos sentados en el salón, con Zayn en una butaca y sus padres en un sofá y una cara que le hacía sentir al joven Malik que estaba en pleno interrogatorio. Después se preguntaban de dónde le había salido la vocación de detective privado.

Lo contó todo, de principio a fin, aunque ahorrándose personajes como Harry, porque no quería alterar la visión de su madre de chico responsable y fiel a unos principios religiosos que él había abandonado al poco de hacer su salida del armario con 14 años. A sus padres no les quedó más remedio que creerlo todo, porque conocían todos los tics que hacía Zayn cuanto mentía, y éstos no aparecieron. Apenas hicieron preguntas mientras él hablaba, y luego llegó la negociación, que era lo que Zayn más temía.

La pista de Niall. (Ziall)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora