Capítulo 1

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Abrió los ojos apenas cinco minutos antes de que sonara el despertador, aunque no sabía si el culpable era el sol que entraba por la ventana o el delicioso olor a pancakes que le hacía rugir las tripas. Se incorporó bostezando y se quedó unos segundos mirando la puerta. Oía pasos y, como imaginaba, Gloria entró sin llamar.

- Venga, Zayn... Oh, ¿ya despierto? Vaya novedad... - El detective sonrió un poco.

- No he dormido muy bien.

- No hace falta ser detective para ver eso, cariño, tienes una cara y unas ojeras...

La mujer se acercó a la ventana para abrir y ventilar, lo que hizo a Zayn taparse con el edredón hasta el cuello.

- Gloria, por dios, que estamos en diciembre.

- Si te acostumbraras a dormir con pijama no tendrías frío.

- ¡Si no abrieras la ventana no tendría frío! - rebatió él, indignado.

La mujer negó, poniendo los ojos en blanco y cerró la ventana.

- Ábrela cuando salgas, que huele mucho a hombre, y no tardes que se te enfrían los pancakes.

- Vale, mamá - bromeó Zayn.

- No me insultes de esa manera; yo al menos sé cocinar, no como tu madre - dijo enfurruñada mientras se alejaba ya por el pasillo en dirección a la cocina.

El despertador sonó en ese preciso instante, Zayn cogió su móvil para apagarlo, rozando así la carpeta roja sobre la que lo había dejado la noche anterior. La curiosidad pudo con él y cogió la carpeta en cuanto hubo cesado el molesto tono de alarma. Recordaba cómo le había expuesto el caso de Josh Devine, pero esto se merecía estudiarlo sin migrañas.

Al abrirla por una página al azar se encontró con una fotografía en A5 del desaparecido. La noche anterior no se había fijado en él. Seguía pareciendo un niño, con unos ojos azules muy abiertos y una sonrisa forzada, lo que le hizo suponer que la imagen era una fotocopia de alguna foto de carnet o de pasaporte.

- ¡Zayn!

La voz de Gloria desde el otro lado del piso le hizo cerrar de inmediato la carpeta, dejando allí a Niall y el caso, para más tarde.

Recordó abrir la ventana justo antes de salir y caminó rápido por el pasillo mientras se ponía unos pantalones. Sabía cuánto le molestaba a Gloria que anduviera en ropa interior por el piso, por mucho que fuera el piso de Zayn y ella no pudiera obligarle a nada.

El chico se sentó en la barra americana que separaba su cocina de su sala de estar, frente a una taza de café y un plato de pancakes con sirope de arce y sin poder reprimir un bostezo.

- ¿Qué es lo que te ha mantenido despierto toda la noche? ¿Has estado pensando en alguna chica?

- Gloria, sabes que soy gay...

La mujer puso los ojos en blanco, aun negándose a aceptar que ese niño tan guapo no le iba a dar nietos postizos.

- ¿Algún muchachito entonces?

- No, en realidad era solo que me dolía la cabeza.

- ¿Otra vez? Zayn, si eso sigue así tienes que ir al médico.

El chico negó mientras tomaba un largo trago de café, que sintió después con gusto quemarle la garganta.

- Es normal, ya fui al médico.

- Entonces es que ese médico no sabe nada, ¿cómo va a ser normal que te duela la cabeza todo el rato?

El chico se encogió de hombros y empezó a devorar su desayuno. El silencio duró poco, y Gloria empezó a hablar de nuevo: primero le dijo todo lo que había limpiado ya de la casa y lo orgullosa que estaba de él porque cuando vivía con sus padres era "un desastre de niño que lo iba dejando todo por medio", después le comentó lo que le había preparado de comida para esa semana, pero que no era mucho porque quería que empezara a cocinarse él también y ya cuando se quedó sin temas, se acercó a la barra, puso los codos sobre ella y preguntó a Zayn con voz melosa:

La pista de Niall. (Ziall)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora