2. Primera victoria

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Decidí empezar mi viaje hacia el norte, a Arcadia, que según lo que había estado estudiando estos años era dónde estaban los enemigos más débiles de Arborea, así que era perfecto para empezar a practicar.

Estaba acostumbrada al aspecto desértico de Velika, con apenas árboles en las calles. Todos los pequeños lagos de las plazas eran artificiales y siempre hacía mucho calor. De lejos pude ver dónde empezaba a haber más árboles y un poco de verde en el suelo: Arcadia. No estaba muy lejos de mi ciudad.

Sólo tuve que subir una pequeña cuesta y ya estaba ahí, cuando de repente oí un aullido escalofriante. Tenía entendido que en esa zona habían invasores de colmillos rojos, pero también hienas. Me escondí entre unas piedras cercanas y esperé a escuchar algo más. Hubo un segundo aullido y miré en su dirección hasta que vi una sombra moviéndose detrás de un árbol y salió: Una hiena con un pelaje marrón y verdoso que parecía el de un cadáver. Su cara era realmente aterradora.
Era consciente de que tenía que salir y atacarle, pero el miedo me paralizaba y obligaba a permanecer inmóvil para no hacer ningún ruido.
De golpe, giró su cabeza y del susto solté un pequeño grito ahogado. Inevitablemente, me oyó y salió corriendo hacia mi.
Me levanté y cogí torpemente el shuriken de mi espalda. A medida que se acercaba veía que era más grande de lo que pensaba, y desafortunadamente parecía rápido y hábil.
Tuve que pensar en Arthur y en todo lo que me había enseñado, y me quedé quieta esperándo que pudiera confundirle y así fue. Se tiró hacia mí y me aparté rápidamente con una voltereta hacia la derecha, para esquivarle y después atacarle por la espalda.
Afortunadamente, le confundí y le corté en el sitio correcto para debilitarlo bastante, aunque fue veloz en devolvérmela y me atrapó debajo suyo y me hizo soltar mi shuriken.
Con mucha fuerza logré  llegar al arma con un brazo mientras con el otro le intentaba apartar su cara sin mucho éxito, que soltaba gotas de saliva que caían encima mío.
Antes de que pudiera morderme le corté la cabeza, y la hiena se desplomó.
Estaba horriblemente asustada, pero aliviada al mismo tiempo por haber conseguido matar por primera vez a una hiena. Pensé en lo orgulloso que estaría Arthur si me hubiera visto.
-Y se supone que son los enemigos más débiles... -Murmuré.
Aparte el cuerpo sin vida de encima mío y me levanté torpemente, el miedo aún me hacía temblar.
Suspiré al ver mi precioso equipamento manchado de sangre, pero supuse que iba a tener que acostumbrarme.
Según tenía entendido, había un pequeño pueblo no muy lejos de ahí, y decidí que esa sería mi meta del día.
Llegué cuando el sol empezaba a irsex tras haber peleado con unas cuantas hienas más. Tenía partes del brazo desgarradas por culpa de los mordiscos, pero me las había conseguido tapar un poco con trozos de ropa que llevaba en la bolsa.
Vi un pueblo con casas hechas de troncos ante una zona con muchos árboles. No parecía muy segura pero había unos cuantos guardias alrededor de las vallas, que también eran de troncos con pinchos tallados a mano.
Por lo que pude ver, el pueblo era de humanos. Cada pueblo solía ser de una sola raza, excepto las ciudades más extensas que reunían a gente de varias.
-Nuevo aventurero? -Me preguntó uno de los guardias cuando me acerqué.
Debían estar acostumbrados a recibir visitas de los nuevos luchadores que partían de Velika, puede que hasta hubieran conocido a mi hermano.
-Sí, he salido hoy mismo de Velika. -Sonreí.
-Supongo que buscas cobijo para la noche. Tenemos cabañas preparadas para los invitados, habla con Kevin para que te las enseñe. Es un hombre fácil de distinguir con su pelo verde, está en la hoguera.
-Muchas gracias!
El guardia se apartó de la puerta para dejarme pasar.
Desde ahí mismo podía ver la hoguera, así que me dirigí a ella. El guardia tenía razón, en seguida vi a un hombre de unos 50 años con una melena verde. Era muy alto, aunque siendo una Elin todo el mundo me lo parecía.
-Perdona, eres Kevin? -Pregunté acercándome.
-Oh sí, soy yo.
-Me preguntaba si podía pasar aquí la noche, un guardia me ha dicho que hablara contigo.
-Claro, ya estamos preparados para todas las visitas que tenemos. Hacía tiempo que no veía una Elin. Cómo te llamas, jovencita?
-Soy Elena.
-Bien, Elena, sígueme.
Kevin me llevó a una pequeña cabaña, también de madera, con una decoración muy simple: Una cama de sábanas blancas, una silla y un pequeño mueble. Me trajeron una bandeja con un bol de sopa, carne y agua. Tras dar las gracias y comer, me fuí a dormir.
Me esperaban unos días muy duros pero emocionantes.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2017 ⏰

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