Me he despertado entre sueños, suponiendo que él aún estaba ahí pero no. Se ha ido.
Mi vida iba de mal en peor, lo extrañaba. Lo extrañaba demasiado y no quería estar un segundo más sin él.
Siento que golpean mi puerta a lo que no respondo, sinceramente quiero estar sola.
-Si no abres tú abriré yo. -Escuché decir desde el otro lado. Era mi hermano.- Por favor ___, abre.
-Quiero estar sola, Zack. -Respondí.
-Por favor, no puedes estar ahí llorando por siempre.
-Está bien -bufé y me paré a abrir la puerta.
No me gustaba que me vieran así. Quería llorar, llorar como jodida de la cabeza pero no podía con mi hermano ahí. A veces me gustaría estar sola, vivir sola. Sin que nadie me moleste, sin tener que darle explicaciones a nadie y poder vivir mi vida tranquila.
Lástima ___. Ya tienes esta vida y no puedes hacer nada para cambiarla.
-¿Que pasa enana? ¿Por qué esa cara?-Preguntó Zack.
-¿Que cara?-Me hice la tonta- Estoy completamente bien.-Mentí.
-Vamos___. Sabes que odio que me mientas.-Bufó.- ¿Es por él verdad? ¿Es por Daniel?.
-N-no... -Mentí.
-Dime la verdad maldita sea-Dijo desesperado.
-Sí, es por él...-Comencé a llorar.
-¡¿Qué te hizo ese hijo de puta?!-Gritó apretando los puños.
-Zack, cálmate.
-¡Dime que te hizo!
-Él me dejó. Me dejó y se fue con mi mejor amiga.- Sequé mis lágrimas.
-Ya no llores por ese imbécil. -Me abrazó.- Ya verá. Cuando me lo encuentre por la calle lo torturaré como nunca.
-Gracias por tratar de consolarme- Sonreí,
-De nada enana. -Me besó la frente para acto seguido soltarme.- Bien, iré a hacer el desayuno. Mamá aún no despierta.
-Está bien- dije.
-En quince minutos abajo eh.-Dijo cerrando la puerta.
Zack y yo siempre estabamos peleando, como todo hermano y hermana. Pero cuando me veía mal era completamente diferente, a veces me extrañaba.
Decidí levantarme al fin. Me vestí y bajé a desayunar.
Tocaron el timbre, por lo tanto fui a abrir. Debía ser la novia de mi hermano, era lo más seguro.
-¿Pero qué....
