Aperitivo (One Shot♥JinKook)

2°Postre

-¿Qué es lo que cocinarem...? -el menor no pudo completar la frase ya que su cuerpo se paralizó al sentir a su querido "hyung" acorralarlo contra la mesada fría, colocando ambas manos a su costado del cuerpo y bloqueando su posible salida-... ¿h-hyung?... qué...-.

-Shh...-lo calló emitiendo ese dulce sonido cerca de su oído, ganandose un pequeño escalofrío como recompensa-... silencio, pequeño..-.

JungKook se estremeció al sentir el último susurro chocar contra la delicada piel de su cuello, sin estar preparado al sentir un pequeño beso en aquella zona, seguido de otros un poco más profundos y excitantes. El menor bajó sus párpados disfrutando sin disimular aquellos húmedos y tiernos besos que recorrían su cuello dejando mucho a la imaginación. Abrió sus ojos, sin exagerar, al sentir perfectamente una mano traviesa de su mayor posisionandose cerca de su "zona prohibida", y el cuerpo de éste estampándolo contra el suyo, sintiendo con pudor un bulto duro chocar en sus nalgas, liberando sin querer un quejido. Jin solo se limitaba a besar el pequeño cuello, ladeando la cabeza del menor hacia los lados gracias a su mano que se encontraba aferrado a la melena del más jóven, cuidando de no tirar muy fuerte.
Cuando oyó un último quejido provenir de aquellas maravillosas cuerdas vocales, lo obligó a girarse hasta quedar cara a cara con aquellos ojos brillantes que suplicaban lo que el pudor no le dejaba decir en voz alta.
JungKook no pudo evitar su sorpresa al verlo sin camisa, lo cual dejaba a la vista una apreciable y tersa piel lechosa, junto con aquellos asombrosos hombros anchos. Jin lo tomó de las caderas, para tomar su frágil cuerpo y sentarlo cuidadosamente sobre aquella mesada. Sin perder tiempo, tomó con rapidez y delicadeza sus mejillas, estampando sus labios con aquellos que fueron relamidos varias veces y liberando de su interior un suspiro al poder por fin tocarlos. Durante unos segundos JungKook no reacciono ante lo que ocurría. Hace unos segundos estaban a punto de cocinar, y cinco minutos despues ésto. Su mayor fantasía. Trató de enfocarse en aquello último, dejando que lentamente sus párpados se cerraran y llevando sus manos sobre la piel de aquellos hombros. Intentando seguir aquella sinfonía de labios. Jin movía sus labios carnalmente, tratando de atrapar delicadamente aquellos pequeños labios rosados con su boca, realizando un vaivén con su cabeza.

Las manos del mayor ya se encontraban retirando lentamente y con precaución la playera del menor, dejando su blanca piel expuesta. JungKook solo cedía, obligándose tranquilamente a pensar en qué decir para que detuvieran todo aquello. Pero él quería eso, y aunque el nerviosismo no le dejaba articular palabra alguna, terminaba de dar por hecho que no era el único que lo quería. Sin más, Jin retiró rápidamente sus pantalones junto con sus calzoncillos de Iron man, con deseo brillando en sus ojos. No pudo evitar sonreír al arrojar aquella última prenda, para fijar su vista nuevamente hacia el menor, observando aquél frágil cuerpo como algo imposible de conseguir. JungKook emitía pequeños jadeos manteniendo sus ojos fuertemente cerrados. Resaltando sus mejillas y orejas rojas, y las palmas de sus manos cubriendo su querida desnudez.

-Jungkookie...-habló en un tono dulce y pausado, posando una de sus manos sobre las de él-... hey, mírame, no tengas vergüenza pequeño...-gesticulo tomandolo de ambas mejillas y fijando su rostro, con los ojos aún cerrados, a su dirección.

-H-hyung...-articuló difícilmente, intentando calmar su respiración-..n-no es justo... usted no e-está desnudo -finalizó en un hilo de voz.

Jin sonrió sumamente enternecido. JungKook siempre fué un niño muy tímido y obediente. Se alejó dos centímetros del menor, prosiguiendo para retirar sus propias prendas. JungKook aún manteniendo sus ojos fuertemente cerrados, podía oír como su corazón martilleaba su pecho al percibir el sonido de la cremallera siendo bajada, una tela caer al suelo y finalizando junto con otra mas fina. Sabía que el mayor se había desnudado, y tan solo quedaba abrir los ojos. Sólo éso. Levantó sus párpados lentamente, sonrojándose aún más al verlo completamente como dios lo trajo al mundo, quien acariciaba también su pequeño muslo con sus delgados dedos.