Capítulo Dos

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Mi estómago se tensó mientras Liam y Niall se deslizaban sobre los taburetes de al lado del bar. Giré mis ojos. — ¿Qué están haciendo aquí?

— Reconocimiento. — Liam dejó la copa de vino en el mostrador y luego giró hacia mí. —Asegurándonos de que no faltes a tu palabra con nuestro trato para citas.

Su fuerte voz prácticamente resonó en la habitación y levanté la mirada para encontrar al barman sonriéndome.

Me bebí el contenido de mi copa. — Tengan sus brochas listas, caballeros. Después de este truco, trabajarán horas extras.

— Quizás sí, quizás no. — Niall miró alrededor de la sala de estar. — ¿Dónde está Chase, de todos modos?

— Estará aquí. — No pronto, por desgracia.

Niall pasó sus dedos por su cabello rubio. — Nos quedaremos a tu alrededor para asegurarnos de que no te vayas antes de que él llegue. Esa mirada de dolor en tu rostro no grita exactamente compromiso, ya sabes.

Empujé mi copa vacía. — Sería menos doloroso si ustedes dos no me estuvieran espiando.

Y si el barman se detuviera de lanzarme miradas petulantes. Y qué si mentía a un extraño por estar emocionado por mi cita. Gran cosa.

Liam se volvió hacia Niall. — Estamos siendo amables. Estás comenzando a recordarme mi madre. Debemos darle a Harry algo de espacio.

— Sí, por favor. — Asentí con la cabeza, con impaciencia.

Niall se encogió de hombros y se levantó. — Está bien. Estaremos por allí si nos necesitas. — Hizo un gesto hacia un grupo cercano de elegantes sillones. — Y recuerda, puede ser que no quieras esta cita ahora, pero nos lo agradecerás en unos años cuando estés sacando los bebés de Chase.

Tiré las manos en el aire. — Eso no sucederá.

— Mantén una mente abierta. Nunca se sabe. — Liam me guiñó un ojo mientras seguía a Niall.

Mi mandíbula se tensó y estaba empezando a reconsiderar este trato para citas. Pero raspar el papel pintado y repintar sería mucho trabajo haciéndolo solo...

— ¿Otra copa? — El barman preguntó, su voz llena de humor.

Una copa llena apareció al lado de mi vacía y lo miré con gratitud. — Gracias. ¿Cómo adivinaste?

— Me lo imaginé, — bromeó, luego me tendió la mano. — Harry, ¿no es cierto?

— Sí. — Absteniéndome de arrojar a mis amigos una mirada traviesa, deslizando mi en la de él... hormigueos bailaron sobre ella, por mi brazo y mi visión se inclinó. — ¿Y tú eres?

Sus ojos cayeron a nuestras manos, lo que hizo que me preguntara si él sentía el mismo chisporroteo increíble de electricidad. — Soy Louis.

Mi corazón se paró y fruncí el ceño. No pude evitarlo. El ardiente barman podría estar meciendo físicamente mi mundo, pero él también compartía el mismo nombre que mi ex. Necesitaba alejarme de este bar. Rápido.

Él hizo una mueca. — Oh, oh. Puedo ver que el nombre tiene un mal recuerdo para ti. No juzgues a todos los Louis por el mismo libro.

Cuando apretó mi mano ligeramente, enfatizó sus palabras, no podía soltarlo. O la mirada de esos hipnotizantes ojos azules...

¡Ping! ¡Ping!

El timbre de mi celular rompió el hechizo en el que había estado y me las arreglé para tirar de mi mano y luego pasar mi dedo por la pantalla. ¡Chase! Gracias a Dios.

Licencia para citas ~ l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora