Prólogo

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Luego de recorrer varias cuadras desde el parque de la ciudad, se dirigió al hotel donde se hospedaba; el hotel era uno de los más altos de la ciudad y posiblemente del país. Consigo cargaba un gran morral de expedición ya que después de todo sus dos pasatiempos era hacer ejercicios y acampar. Junto a esto dejaba ver una típica vestimenta de alpinista, una simple franela color azul marino, unos shorts beige, unos lentes de sol en su cabeza y una cámara fotográfica.

Shiloh Barack un simple chico caucásico de veinte años, vivía viajando frecuentemente acompañando a su tío en asuntos políticos. A él no le interesaba mucho el tema pero lo usaba como buena excusa para poder viajar y disfrutar los paisajes de las distintas partes del mundo.

Él creía que ese día Lunes iba a ser un magnifico día, después de todo era víspera de navidad y aunque “la magia” se ha perdido en la era actual aún le gustaba compartir con sus amigos la nochebuena.

Pero me equivoqué. —Se lamentó maldiciendo en su mente.

Se suponía que iba ser un día cualquiera, siguiendo la rutina programada: Levantarse temprano, desayunar e ir a caminar y trotar un poco en el parque de Central Park para después regresar al hotel a las 11:00 A.M y de allí pasar a la siguiente agenda.

Ahora es mediodía, estoy atrapado en un ascensor, olvidé mi teléfono y para hacer esto más extraño… Tengo a una musulmán a mi lado. —Se repitió una y otra vez en su mente la desafortunada circunstancia en que se topó ese día.

Shiloh se encontraba atrapado en un ascensor, sin teléfono y junto a él; en una esquina apartada, una mujer musulmán vestida totalmente de negro y con un velo que le cubría su rostro.

Solo pido una cosa por favor. —Pausó para tragar saliva y dirigir su mirada al techo. —Que no me vaya a explotar. —suplicó cerrando los ojos y temiendo lo peor.

Él la miraba de medio lado cada segundo ya que el miedo y la incomodidad lo invadía. Por otro lado la chica parecía muy tranquila dentro de ese traje negro y solo se le podían ver sus ojos en el velo y al igual que él, ella lo miraba constantemente.


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