Capítulo Tres

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Harry y Louis estaban de pie ante la recepción del Chesapeake Room en el Downtown Hyatt Regency, a la espera de que la maître volviera y les diera la bienvenida. Louis estaba increíble llevando un vestido de cóctel negro con la falda a capas, cuello alto y mangas largas y transparentes, combinado con zapatos de sandalia de tiras con un tacón alto y delgado. De buen gusto y elegante, como siempre. Harry también vestía de negro –su mejor traje, un modelo de diseño que Louis había elegido para él recientemente para llevarlo a un acto de etiqueta del trabajo. Señaló con ironía que ambos habían elegido el color tradicional de los funerales, y esperaba que el tono de la paleta no estableciera el tono para el resultado de la noche.

La maître finalmente llegó, una mujer elegante, de mediana edad, y tomó posesión de su cargo detrás del podio.

—Bienvenidos al Chesapeake Room. ¿Tienen reserva?

Harry asintió.

—Nueve en punto. Styles, grupo de seis. Llegamos unos pocos minutos tarde.

La mujer cogió un lápiz y lo deslizó por la página de un libro de reservas.

—Ah, sí. El resto de su grupo ya ha sido acomodado y se les han servido los cócteles. —Levantó la vista y sonrió a Louis—. No hay nada como una gran entrada, ¿verdad, señorita?

—Oh, no tiene ni idea. —Louis le devolvió la sonrisa con los dientes apretados.

Después de coger dos menús encuadernados en piel, la maître salió de detrás del podio.

—Por aquí, por favor.

Harry tomó a Louis por el codo.

—¿Estás bien?

—Sí, estoy bien. —Louis respiró hondo y exhaló—. No, estoy petrificado. Hay un frasco de sales aromáticas en mi bolso, por si acaso.

Como nota positiva, mientras se acercaban a la mesa, le pareció a Harry que sus respectivos padres estaban pasando un buen rato juntos. Los cuatro iban ya por su segunda bebida con sombrillita y, como siempre, la cesta de pan y el plato de la mantequilla ya se habían terminado justo delante del padre de Harry. La madre de Harry, Anne Styles, fue la primera en levantar la vista de la mesa y localizarlos.

—¡Harry! —saludó Anne con una amplia sonrisa. Golpeó al padre de Harry en el brazo repetidamente— ¡Ned, mira! ¡Ya están aquí!

Ben y Jay Tomlinson estaban sentados frente a los Styles de espaldas a la entrada del restaurante, pero eso solo proporcionó un alivio momentáneo a lo inevitable. Louis se aferró al brazo de Harry en un agarre de muerte, las largas uñas clavándose incluso a través de la chaqueta y de una manga larga de camisa de vestir.

—Relájate. —Harry se acercó y le dio a Louis un rápido beso en la mejilla—. Todo va a salir bien.

Dieron la vuelta hacia el lado de la mesa de los Styles. Los padres de Harry se pusieron de pie, repartiendo generosamente cálidos abrazos y besos.

Después de saludar a su hijo, Anne dio un fuerte abrazo a Louis y, besos al aire para preservar el maquillaje.

—Es agradable conocerte, querido. Debo decir que las fotos no te hacen justicia.

Ned Styles tomó su turno dando a ambos, a Harry y Louis cálidos y afectuosos abrazos.

—Eres más bajo de lo que pensé que serías —dijo Ned a Louis—. Y guau, realmente tienes las piernas justo hasta tu...

—Cariño, no seas bruto. —Anne le dio una palmada a Ned de buen humor en el brazo, toda sonrisas—. Hombres, no puedes vivir con ellos, ni puedes meterlos y utilizarlos como topes de las puertas.

La educada risa se apagó y el momento de la verdad llegó. Harry había evitado el contacto visual con los padres de Louis, pero bueno, no podía fingir que no estaban allí durante toda la noche, así que pensó que lo mejor sería activar el famoso encanto Harry Styles y hacer avanzar las cosas. Llegó a través de la mesa hacia el padre de Louis.

—Harold Styles. Es un placer conocerle, señor.

Ben Tomlinson se levantó, limpiándose las manos varias veces en la servilleta de lino recogida de su regazo antes de dejar caer el cuadrado de tela blanca sobre la mesa. Estrechó la mano de Harry, agarrando fuerte y seguro, pero con un marcado temblor subyacente.

—Ben Tomlinson. Por favor, llámame Ben. Gracias por invitarnos, Harry. Nosotros no hemos —su voz un poco quebrada—, no hemos visto a Louis desde hace largo tiempo.

Harry asintió y volvió su atención a la madre de Louis, una pequeña y arreglada mujer de aspecto sofisticado con el pelo negro y los ojos azules muy separados. Una sola mirada arrebatadora aclaró cualquier cuestión que Harry pudiera haber tenido con respecto a qué parte de la familia se parecía más Louis.

—Gracias por venir. —Harry sacudió la delicada mano familiar de Jay Tomlinson. La mirada en sus ojos exigía respuestas, y Harry decidió que la emboscada en público no había sido justa con los padres de Louis, y lamentó no haberse esforzado más por convencer a su amante para un escenario más privado. Pero todo había sucedido tan rápido después de que Harry diera la noticia de la visita improvisada, y una vez que Louis había decidido un curso de acción, había poco que Harry pudiera hacer para disuadirle.

Había aprendido esa lección en particular a menudo y muy bien en los últimos diez meses y Harry sospechaba que recibiría recordatorios frecuentes de la misma en el futuro.

Jay hizo un esfuerzo por sonreír, pero el gesto fue un fracaso.

—Lo siento —dijo, colocando su servilleta cuidadosamente en la mesa mientras se levantaba de la silla—. Por favor, perdóname.

«Mierda». Harry vio que Jay se dirigía hacia los baños, con los hombros hacia atrás y la cabeza bien alta.

El padre de Louis se quedó sentado, cogió el voluminoso menú, y comenzó a leer, su pasividad decía mucho.

—Vuelvo enseguida —dijo Louis a Harry, pareciendo algo menos nervioso de lo que había estado momentos antes, y se excusó con una sonrisa ante los padres de Harry y se fue al otro lado de la mesa. Se puso de pie detrás de su padre, se inclinó y le dio un beso en la mejilla. —Te quiero, papá.

—Yo también te quiero, Renacuajo. —Ben giró la espalda y le dio unas palmaditas en el brazo a Louis—. Ve. Habla con ella.

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Cada Minuto - Larry - 3 ONE SHOT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora