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Taylor.

  —¡Ya me voy hijo!—me gritó mi madre desde las escaleras.—Te dejé dinero para pizza.—escuché el sonido de la puerta y fue todo lo que necesite para saber que sería una buena noche.

Me levanté de mi cama y me dispuse a buscar mi teléfono. ¿Donde dejé esa mierda?

Detuve mi paso. Puse mi mejor cara de idiota y quise darme un bofetada al darme cuenta que estaba en mi bolsillo. Dios, a veces soy tan tonto. Saqué mi teléfono, lo desbloquee, abrí los contactos y dos segundos después estaba llamando a mi pizzeria favorita.

—Hola muy buenas noches, bienvenido a Mendes Delivery, ¿que desea ordenar?—me dijo una voz femenina muy conocida para mi.

—Hola Karen, soy Taylor, quería ordenar una pizza mediana por favor.—Pedí amablemente.

—Oh, hola Taylor, hace mucho tiempo que no vienes acá, ya me estaba preocupando—dijo y reí.—claro, tu orden estará lista en 15 minutos, ¿la envió a la misma dirección de siempre?—me preguntó.

—Si, la misma de siempre, lamento no haber ido es que tenia gripe, pero ya estoy mejor y ni dudes que voy a volver a ir todos los días.—reímos.

—Me alegro.—me dijo ella.—Bueno, hasta luego, espero verte aquí mañana.

—Allí estaré, adiós.—Dije y finalicé la llamada.

Guardé nuevamente el teléfono en mi bolsillo y me dispuse a bajar las escaleras, encender la televisión, tirarme en el cómodo sofá y prepararme para un maratón de Scream Queens. Los de la escuela me molestarían eternamente por ver esto, todo el mundo sabe que soy bisexual y están bien con eso supongo. De mis amigos la mayoría es Gay y nos juntamos a ver series como Teen Wolf, American Horror Story, etc. Que sean gays me parece fenomenal porque no me siento solo en esto. Ellos me apoyan y yo a ellos. Es nuestro pacto.

De pronto suena el timbre, le pongo pausa, me levanto y agarró el dinero que mamá me dejó.

Al abrir la puerta me derrito al instante. Un hermoso castaño está en mi puerta y viene con comida, Dios gracias por tanto perdón por tan poco.

—¿Vienes del cielo?—le pregunto al chico totalmente embobado, él inmediatamente se sonroja.

—¿Q..Qué?—me pregunta el chico con las mejillas rojas. Su voz, Dios, María y Jesús.

—Emm... Nada, nada. ¿Cuanto es? —le pregunto al hermoso chico. Obviamente sé el precio pero necesito que se quede al menos 5 segundos más para poder admirarlo más y escuchar su preciosa voz.

—Emm, son 7 con 50 por favor.—me sonrió. ME SONRIÓ PERRAS, Y LO LOGRÉ EN LOS 20 SEGUNDOS QUE HA ESTADO EN LA PUERTA. Ay, ¿que hago? Le voy a sonreír de vuelta. ¿¡Y SI MIS DIENTES SON MUY FEOS?! Quita la puta sonrisa Taylor. Eso tiene que haberse visto estúpido. Que vergüenza. A ver, a ver, a ver, Caniff ¿te pusiste brackets por muchos años para no usar los dientes a tu ventaja? Uy, eso es verdad. A la verga, sonríe de nuevo inútil. Eso si que tiene que haberse visto mucho más estúpido, de seguro piensa que eres un violador. Con esas piernas quien no lo viola. 

—Emm, disculpe, ¿se encuentra bien? ¿le pasa algo?—me preguntó el chico y volví a la realidad.

—No, emm, nada, estoy perfectamente bien.—me apoyé en la puerta, la cual se corrió hacia atrás aplastando los dedos que tenia en el marco de está. Gemí de dolor. Mierda, mierda, mierda, esto duele mucho.

Miré mis dedos. Había sangre, odio la sangre.

—Mierda y el botiquín se incendió.—susurré. 

Él hermoso chico frente a mi frunció el ceño y susurró un "¿Qué?".

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Alv denle amor a esto💖

Repartidor de pizzas [Shaylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora