Los secretos de la infancia

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Mientras me dirigía hacía el consultorio del doctor Francisco, podía ver por la ventana del autobus todas las cosas que pasaban ante mí, y que sin duda no podía disfrutar por culpa de ellos. aunque, también me ponía a pensar que quizás era mi problema... quizá yo era la que me alejaba, o quizá no.

Estaba confusa y no terminaba de entender todo lo que me había pasado en mi infancia, era un viaje largo, y tenía bastante en qué pensar... una de esas cosas era que... no entendía cómo mis padres habían podido irse, sabía que las personas tenían que morir... pero ellos... ¿porqué? ¿porqué cuándo tenía 15 años? a esa edad aún necesitas a tus padres, pero yo tuve que adaptarme a estar sin ellos, creo que esa era la razón por la cual me había alejado de todos. Todo me recordaba aquél viaje en el que ellos juraban volver, y sólo por un hebrio todo acabó así... de una manera trágica y triste, ellos nunca tuvieron la culpa, si tan sólo pudiese conocer a el hombre que provocó todo ese accidente, le gritaría en la cara :"¡Cómo pudiste arrebatarme a mis padres, por estar bebiendo y conduciendo al mismo tiempo! ¿acaso no sabes que puedes matar personas?"  no buscaría venganza por que creo que no hace falta, pero almenos sí buscaría una explicación de él, eso quería.

Sabía que él había escapado, se había ido después de haber chocado su coche contra el de mis padres, ese 13 de Julio... sin duda, había sido el día más gris de mi vida. No me llevaron por que era un viaje de trabajo, ellos trabajan juntos y tenían que viajar muchísimo y siempre me dejaban sola, tenía 15 años y ellos pensaban que me podía cuidar sola... pero claro, me hacían falta. Cosas tan simples como que mis "amigas" de la secundaria me preguntarán si ellos me dejarían salir, pero eso era antes de que acabará todo para ellos, después de eso... todo se empeoró. 

Vivía cerca de la casa de mi tía, ella a veces pasaba a saludarme pero ella también trabajaba y sólo venía a casa en vacaciones, y luego iba con mis primos a viajar, y a disfrutar de todo el dinero que tenían. Estaba tranquila y era un 14 de Julio de , había llegado de la escuela y aún seguía esperando la llamada de mis padres como de costumbre, ellos podían ir a China o a cualquier país al otro lado del mundo pero siempre me llamaban, siempre. Recostada en la cama con el teléfono en la mano, las horas pasaban y esa llamada nunca llegó... de un momento a otro sentí un muy mal presentimiento, eso nunca me había pasado, y entonces desde ahí comencé a creer en mis malos presentimientos. 

Eran las 9:45 p.m y estaba pensando sobre mi mal presentimiento, cuando el teléfono que estaba al lado de mi cama empezó a sonar y vibrar, entonces inmediatamente me dispuse a contestar con una gran sonrisa en mi rostro pensando que por fin, eran mis padres. Cuando contesté invadida de esa gran felicidad y alivio, me desilucione al escuchar la voz de mi tía, Marcela.

—Hola, Cata. 

—Ahh... hola.

—Seguro pensabas que era alguno de tus padres, por juzgar el tono de tu voz. Pero... no vengo a darte una buena noticia... es que...

Sentía como su voz tartamudeaba mientras entrecortaba las palabras por miedo a decirlo directamente, simplemente sentía que no era algo bueno, podía sentir cómo el dolor corría por su voz, sentía el miedo. Mientras que yo, sólo escuchaba... pero entre más miedo ella me transmitia, más yo recibía... mi presentimiento se hacía más fuerte, y no pude evitar empezar a llorar... no sabía la razón de mis lágrimas, pero lo hacía simplemente por el hecho de que sentía que era una mala noticia, y era con ellos, era como que ya lo sabía sin saberlo.

—¿Cata? M-muñeca... no llores, eso me duele. ¿Sabes? ¡Me duele mucho a mí también!

—¿Porqué? ¿P-porqué te duele? 

—Mi amor... no sé cómo decirlo... no debería ser yo la que te dice esto.

Sentía como sus lágrimas caían, y caían... sentía ese dolor, un dolor tan intenso que me desgarraba lentamente a mí también y me hacía sentir peor de lo que ella se sentía.

—¡Pero qué paso! ¡Dime! sea lo que sea... ¡Debo saberlo! ¿no crees?

—Sí, mi Cata... por eso te lo diré... t-tus padres...

—¡Qué les pasó!

—Ellos... están...

—No... es imposible... no... no lo termines de decir, por favor.

—¡Cata espera! ¡No cuelgues! 

—¿Porqué? ¿¡PORQUÉ!? 

Mis lágrimas caían, caían y caían... sentía como me hubiesen matado viva, sentía como mis razones de vivir ya se habían ido, no me importaba si alguien me mataba en ese momento, no me importaba nada. Sólo quería quedarme sóla por siempre... y dormirme profundamente hasta no despertar. Mientras me desgarraba llorando en la cama, con una foto de mis padres en la mano, mi mente pensaba lo peor... no sabía si matarme tomándome todas las pastillas que habían en la casa, si cortarme las venas, sólo quería morirme. Mi dolor hiso que me durmiera sin darme cuenta, esperando a que ese sueño fuese eterno.

A la mañana siguiente, me desperté por culpa de mi tía tocando exagerandamente la puerta, cuando la vi me puse a llorar y la abracé... sólo lloraba, lloraba y lloraba. Me quedé unos 5 minutos llorando en sus brazos... yo lloraba y recuerdo que me dijo que me contaría cómo sucedió todo, mientras me contaba la historia yo seguía llorando con más intensidad, intentaba buscar cosas para romper pero mi tía me detenía, cuando terminó de contarme toda la historia... simplemente le pedí que se fuera, y le agradecí su apoyo. Le dije que me iba ir a vivir sola, y que no quería hablar con nadie durante todo este tiempo... le di un abrazo y le pedí que se fuera, ella se puso a llorar me abrazo... y se fue.

Y desde ese momento, viví sola... completamente sola. Me salí de la escuela, dejé de hacer todo lo que me gustaba, y me encerré en mi misma todo ese tiempo... ahora, ya estoy a punto de llegar al consultorio del doctor Francisco, y tengo un mal presentimiento, otra vez.

La vida desde otra perspectivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora