Prólogo
― ¿Hace ya más de 20 años de la bancarrota mundial, ¿no cariño? – dijo Jack dirigiéndose hacia su mujer.
― Como pasa el tiempo, parece que fue ayer cuando ocurrió― le respondió Deb–. ¿Quién iba a pensar que el mundo entero se iba a ir a pique?, nadie, y no pudimos hacer nada, vaya desastre.
― Tampoco podríamos haber hecho nada, no éramos nosotros quienes robábamos al estado, eran los mismos de siempre. Y ahora vivimos peor, lo de los buenos siempre ganan es mentira.
― Al menos seguimos vivos, date por satisfecho, ¿no viste lo que le pasó a Marcus? Lo asesinaron por pertenecer a los “fakers”, igual que tú y yo en nuestra época adolescente.
― No lo digas muy alto que nos controlan, no sé cómo pero nos controlan.
― Tranquilo Jack, no lo sabe nuestro hijo, se van a enterar los ignorantes de los políticos, por favor, no me seas tonto.
― No lo digas muy alto, por si acaso.
Así concluyó la conversación de la pareja antes de conciliar un sueño profundo, en el cual los dos tendrían pesadillas sobre la persecución que tuvieron que sufrir de adolescentes.
