Capítulo 1. Primer día de instituto

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—¡Mamá!—Grito con tanto entusiasmo que levanto a los vecinos.

—¿Qué quieres, Nicolás? ¡El desayuno está en la mesa! —me dice mi madre, con un tono áspero.

—Solo quería preguntarte a qué hora vuelves hoy del Trabajo —mientras me ato los cordones de los zapatos.

—Hoy llegaré más tarde porque me tengo que quedar ayudando al Dr. Martínez —apresurándose para no llegar tarde al trabajo.

—Pero mamá hoy me dijiste que iríamos a comer al Vipers—(mi restaurante preferido).

—Pues intentaré ayudar lo más rápido posible para estar aquí a las 15.00 pm —responde con prisas para no llegar tarde al trabajo.

Miro el reloj y me doy cuenta de que solo me quedan 10 minutos para que empiecen las clases. ¡Cómo puede ser!, el primer día de instituto no puedo llegar tarde (pienso). Salgo de casa con unas galletas en la mano y me voy corriendo porque el instituto está a solo 5 minutos; justamente cuando llego ya estaban allí Marta y Oscar esperándome ansiosamente para contarme todas sus anécdotas del verano.

Es primera hora y toca la clase de matemáticas con el profesor Rodríguez. ¡Qué aburrimiento! Sus clases son muy monótonas y nunca explica nada. Tengo suerte de ser un chico inteligente porque si fuera por los professores... Siempre suspendería.

A la hora del patio, como era de esperar, Oscar y Marta estaban juntos esperándome. Tras saludarlos me empezaron a contar todas las cosas alucinantes que habían hecho en verano.

—Nico, adivina dónde me fui de vacaciones —me dice Marta.

—Por todas tus fotografías en Instagram cómo quieres que no lo sepa, puede ser que te hayas ido de viaje a.... Las islas Maldivas —digo en tono sarcástico.

—¡Muy bien! Fue un viaje fantástico. Me lo pasé súper bien con el nuevo novio de mi madre, Markus. Al principio pensaba que era un aburrido, pero con el pedazo de viaje que hemos hecho me he dado cuenta que es súper divertido. ¿No sé yo si será más divertido que mi padre? —dijo entre risas.

—Y, tú, Oscar ¿puede ser que hayas ido a Cancún? —digo, sonriendo.

—Pues sí, me lo pasé también muy bien. Es un paraíso y está repleto de paisajes muy bonitos, pero dejemos de hablar de nosotros, que aquí solo hablamos Marta y yo. Cuéntanos qué has hecho tú estas vacaciones, ¡porque no hemos sabido nada de ti desde tu cumpleaños! —me dice con curiosidad.

—Pues realmente no he hecho nada interesante, solo he ido un par de días a casa de mis abuelos en Londres (mis abuelos maternos son ingleses). Por lo demás nada interesante.—digo sin ganas de hablar de mí.

Ya era hora de entrar a clase, justamente después del patio tocaba Biología, ¡qué suerte!, ahora mismo es la única asignatura que me gusta.

Todos los días acabamos las clases a las 14.30 pm, pero justamente hoy hemos salido a las tres menos diez porque el profesor de Castellano se ha enfadado y nos ha obligado a hacer una redacción sobre nuestras vacaciones..

Por fin llego a casa a las 15.00 pm y abro la puerta de casa cansado y con hambre.

—¡Mamá! ¿Estás en casa? —grito desde el umbral de la puerta.

—Sí, ¡no habíamos quedado que íbamos a ir a comer al Vipers? —dice mi madre con ganas de ir ya a comer y cogiendo las llaves de casa.

—Es verdad, ¡no me acordaba! —le respondo.

—¡Pues deja la mochila que nos vamos! —me dice rápidamente.

Al llegar al restaurante, lo primero que hice fue pedir mi plato preferido: los macarrones con salsa al pesto. He de decir que el camarero que nos atendía era un poco antipático. Seguro que estaba trabajando ahí por obligación.

—Mamá, la comida de hoy estaba buenísima. Gracias por llevarme a comer fuera —digo al llegar a casa.
—Pues es verdad, Nico, la comida estaba mejor de lo que me recordaba. Por cierto, ¿qué tal el primer día de instituto?—me pregunta, sonriendo.

—¡Muy bien! Hoy nos han dicho las optativas y ¡cómo no, me toca alemán!, luego nos han dado los horarios. Este año me tengo que esforzar al máximo porque estas calificaciones cuentan para la Selectividad —añado con cierta desesperación.





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