Capítulo 4. Una comida para recordar

50 7 5
                                    

Tres días después:

Hoy se nota que me encuentro mucho mejor, no me duele nada, eso si como es domingo tendré que hacer todos los deberes de la semana y no son pocos.

— Nico, té encuentras mejor, si no es así vamos al hospital en seguida.— me dijo mi madre mientras preparaba el desayuno.

— Tranquila mamá, me encuentro mejor que nunca— Le dije gritando des de la otra punta de la habitación.

— De acuerdo, hoy iremos a comer a el restaurante que tu elígas— Me dijo con amabilidad.

Justamente cuando dijo que teníamos que ir a comer, me dije a mi mismo, Nico piensa que día es hoy. Estuve pensando 5 minutos hasta que me acorde que hoy hacía 10 años que nos había abandonado mi padre. Este tema es delicado para mi madre, porque ella estaba muy enamorada de el, pero por lo que nos hizo, no se merece ser amado por nadie, de un día a otro decidió que estaba enamorado de otra chica, como no tenia 10 años menos que el. Des de ese entonces no se nada de el.

 Decidí no hablar sobre este tema con mi madre, a no ser que ella quisiera hacerlo.

— Mamá, ¿pueden venir a comer Oscar y Marta con nosotros? — Dije con mucho entusiasmo.

  — Claro que sí, pero diles que si vienen con sus padres que avisen, que tendremos que reservar mesa—  Dijo alegre

—  Vale—  Le dije  mientras enviaba un Whatsapp al grupo que tenemos entre nosotros tres   —  Mamá, los dos vienen con sus padres y Marta viene con sus hermanos, así que en total seremos 10 personas— Dije sonriendo

—  De acuerdo, ahora mismo llamo para hacer la reserva—  Me dijo mientras se cambiaba de ropa en su habitación.

Suerte que me ha dado tiempo de hacer todos los deberes, porque mañana tego que entregar muchos trabajos.

— Mamá— Dije gritando— ¿Salimos ya de casa?, todos ya han salido y dicen que en 10 minutos estan—  Siempre por culpa de la lentitud de mi madre llegamos tarde a todos los sitios.

En seguida cogimos el coche en dirección al centro comercial donde estaba situado el restaurante al que normalmente íbamos siempre a comer, por suerte, solo estaba a 10 minutos de mi casa y en este caso llegamos a la vez que Marta y Oscar.

  — ¿Que tal estas?—  Me pregunto la madre de Marta al verme.

— Mejor que estos últimos días, si te soy sincero—  Le dije sonriendo.

Rodrigo el hermano de 17 años de Marta me cae bien, pero su otro hermano Marco de nuestra edad no me cae nada bien, porque va de guay por la vida y siempre se pelea con todo el mundo sin  ningún motivo.

La comida transcurrió con normalidad hasta el momento en el que tocaban los postres, en ese momento Marco escucho que su hermano Rodrigo se reía de el porque llevaba restos de comida por toda la cara, entonces Marco al darse cuenta, espero que trajeran los postres, que en este caso todos habíamos pedido helados, justamente en el momento que nos los sirvieron, Marco cojió el helado de Rodrigo y se lo tiro en la cara. En ese mismo instante Rodrigo se levanto y se fue a limpiar la cara al baño, pero esto no es todo. Rodrigo al llegar a la mesa, cogió el helado de Marco y se lo tiro,  lo tiro con tanta rabia que en vez de dar-le le dio a un señor que estaba sentado en la mesa de nuestro lado. En ese mismo instante todos los niños del restaurante se empezaron a reír, y el señor se levanto y fue directo a la camarera, diciendo:

  — Quiero hablar con el encargado de este restaurante, de inmediato — Lo dijo sin pensarlo dos veces.

En ese mismo instante, Rodrigo se asusto, pensando lo que le esperaba.

  — Muy buenas, soy el responsable del restaurante, ¿que ha sucedido?—  Dijo un hombre des de la puerta de la cocina del mismo restaurante.

— Pues mire, ese niño de ahí me a tirado todo su helado encima y después de tirármelo se ha empezado ha reír—  Dijo señalando a Rodrigo.

La madre de Rodrigo, al ver que el señor estaba hablando con el responsable decidió levantarse con Rodrigo ara hablar con ellos.

— Perdonen, soy la madre de Rodrigo, le tiene que decir algo— Dijo mirando a Rodrigo

 — Perdone señor, lo he hecho sin querer,es que no le quería tirar el helado a usted, se lo quería tirar al estúpido de mi hermano.

 En ese mismo instante, el señor miro a Rodrigo y vio su cara de preocupación y se empezó a reír.

  — Bueno no pasa nada, pero que no vuelva a ocurrir—  Dijo serio.

Suerte que todo esto ocurrió cuando estábamos acabando, porque la madre de Marta y sus hermanos estaba tan enfadada que le dio 200 euros a mi madre para que pagara su parte de la comida.


 

Giro de vida inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora