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Su aliento era cálido, lo notaba por el vapor que salía desde su boca a raíz de su respiración agitada. Una extraña sensación de asecho le inundaba el pecho. No sabía bien la razón de haber venido hasta aquí. Ahora pasaba por su mente la idea de haber arrastrado a Edgar  -su mejor amigo- con el.

Reviso frenéticamente los bolsillos de su pantalón en busca de su celular, sacándolo con la intención de escribir un mensaje a su amigo. En lo que escribía torpemente en el teclado por su nerviosismo sintió unos pasos tras el seguido de un crujido, por lo que se puso a correr nuevamente enviando lo que había escrito. No decía mucho, unas cuantas palabras mal escritas mencionando dónde andaba. Bloqueo la pantalla y guardo el celular nuevamente en su bolsillo.

Ya cuando dejo de oír las pisadas tras el decidió detenerse a un lado de un árbol, apoyándose en este para intentar calmar su respiración. Su celular vibró en su pantalón dándole un susto, lo sacó de su bolsillo y vio la luz de notificación.

No entendí ni mierda que escribiste
Estás tomando?

Presionó el botón del audio para hablarle ya que lo que había escrito era inteligible.

Weon, no se donde chucha me metí. Podí venir a buscarme aquí al parque. Es urgente!!

Quitó su dedo del botón y espero a que cargara el mensaje y fuese enviado.
No pasó ni un minuto en lo que su amigo le despidió.

En qué wea andai nico. Si es un chiste tuyo bien fome tu wea.

No es un chiste, voy súper enserio weon. Ven a buscarme.

En lo que esperaba la respuesta de su amigo volvió a sentir las pisadas entre la niebla, bloqueó la pantalla del celular y lo metió en su bolsillo canguro de su polerón.

Esta vez decidió escabullirse lentamente sin emitir ruido alguno. Apoyó su mano en uno de los arboles en su camino y escuchó un suave click, y en menos de lo que se percató estaba de cabeza colgando en la rama del árbol, balanceándose de un lado a otro.

Intentó con todas sus fuerzas doblarse para poder desatar las amarras de sus tobillos, pero era en vano. Entre más lo intentaba mayor era la presión en su cabeza.

Cuando sus manos comenzaron a cosquillear se rindió, cedió y se dejó caer. Poco a poco su vista comenzó a nublarse, su cabeza parecía estallar en cualquier momento.

Nicolás cerraba sus ojos quedando a merced de la profundidad de la noche.

Hysteria [Jainico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora