CASTLE LIES

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Una chica mitad lagarto corría junto a una niña de suéter rosa por toda aquella edificación.

Stoffe iba con los nervios de punta. El máximo mandatario debería estar molesto, súper cabreado.

Mabel no entendía el comportamiento de su amiga. ¿cual era la prisa?

–mabel...–se detuvieron en frente de una puerta enorme de metal.–¿lista para conocer el máximo patriarca de este lugar.?

–¿en este momento?–dijo Mabel asombrada.–¡pero no estoy lista!

–no importa! El te quiere conocer, está impaciente por conocerte.

–¿pero por que?–dijo en una risilla la castaña.–¿soy acaso muy importante y no me e enterado?

–claro que eres importante! Todo huésped es bienvenido y es importante.

–incluso...

–si! Y tu más que nadie.

–pero...¿por que?

–ya! Cero preguntas y adelante!–la celeste abrió las puertas y entró jalando a Mabel.

Mabel veía a los presentes.

Está la chica rosa, una chica de cabello rubio multicolor, el profesor computadora, un joven de traje cabellos teñidos, el chico títere y Stoffe que recién entró. Todos estaban sentados alrededor de una mesa muy parecida a la de los banquetes, pero al extremo de la mesa había una silla negra, más grande que las demás y estaba con el respaldo de frente.

–s-señor...–dijo titubeante Stoffe.–ya llegamos.

–era tiempo.–respondió una voz desde la silla que daba la espalda.–adelante, tomen asiento. Excepto tu, niña rosa.

Stoffe asintió y se fue a sentar, Mabel quedó de pie en la orilla de la mesa.

–es bueno tener más invitados.–dijo la voz misteriosa.–mas huéspedes. Este castillo tiene tanto espacio...–esperó a que Mabel dijera algo, pero al no tener respuesta prosiguió.– un espacio que se ocupa para ayudar a desafortunados como tú y...–rió por lo bajo.– y tus amigos que andan vagando.

–¿en serio puede ayudarles?

–claramente niña.

–pero...

–lo que hayas escuchado de nosotros no es cierto. Pueden decir, más nunca han experimentado estar aquí dulce niñita.

–entonces...¿si me ayudará a mejorar a mis amigos?

–todo lo que desees se cumplirá.–hizo una pausa.– Me enteré también que...tu tío está mal ¿cierto?

–fue culpa mía...

–no querida niña. Nunca pienses eso. Nada será culpa tuya, tu...no hiciste nada malo.

–¿en serio?

–claramente. Y tampoco fue culpa de tu hermano.

–¿¡no??–dijo con cierta molestia Mabel.–mi hermano provocó...

–no es momento de encontrar culpables. Es momento de... encontrar soluciones ¿de acuerdo?

Mabel asintió a pesar de que no la viera.

–pero en sí, cuentame tu historia pequeña.

–quiero saber primero en quien estoy confiando.–dijo Mabel a la defensiva.–no diré nada hasta no saber de usted. Es más. No diré nada hasta no saber de todos los aquí presentes.

BAD END FRIENDSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora