Recuerdo haber hablado con Justin, se había mudado hace poco, y tiene 18 años. No logro recordar muchas cosas de las que me dijo, pero por alguna razón me había dejado totalmente hipnotizada. Habíamos intercambiado nuestros números, le di el mío con una desesperanza absoluta, sin creer o imaginar que podría llegar a interesarse en mandarme un mensaje de texto, o que tendría novia, y no lo dejaría hablar con nadie.
“Gran fiesta. Espero verte pronto” Cinco palabras de un simple mensaje que me había dejado todo el día pensando en él. Le respondí con un sencillo “Gracias. Deseo lo mismo” y me volví a dormir.
Me levante a eso de las dos de la tarde, no almorcé, ni desayuné, opte por comer una manzana, para no dejar mi estómago vacío.
Augusto me había enviado un mensaje invitándome a su piscina esa tarde. Iría Melody, que es su novia, Matías con Isabela, y Justin. Le respondí “Voy, pero no se olviden que existo y no tengo novio”
Apronte mis cosas, y salí para su casa.
- Y cuéntame… Ayer no estabas en un buen estado y no entendí prácticamente nada de lo que me decías- eso me había avergonzado, no recordaba que cosas pude haberle dicho a Justin, y sumándole, le había hablado ebria
- Lo siento- reí – no suelo descontrolarme al tomar, solo cuando peleo con mis padres-
- ¿Sucede seguido?-
- No mucho, casi nunca nos cruzamos. Ellos pasan mucho tiempo fuera de mi casa, por su trabajo –
- Y eso es motivo de discusión ¿No?-
- Así es, tengo 17 años y no tengo recuerdos agradables en familia-
- Te entiendo, solía sucederme- genial, tenemos más cosas en común de las que podía esperar- Por eso vine a vivir aquí, mudarme solo, o vivir en casa era lo mismo. Bueno con una diferencia, debo limpiar y cocinarme solo-
- Gran desventaja, si pudiera irme de casa lo haría, pero no sé ni siquiera recoger la mesa- reímos
- Todo se puede aprender, no puedes depender toda tu vida de alguien que este a tus servicios-
- Creo que cuando me vaya a vivir sola voy a llevarme a María conmigo, es la única que me da cariño, y la que me entiende más que mi misma-
Sus palabras requerían tanto interés, por fin había encontrado alguien que me entienda, y me escuche sin juzgar una sola palabra que decía.
