Ya habíamos terminado definitivamente, pero acordamos no dejar de hablar ni vernos para que el soltar no se vuelva tan difícil. La realidad era que no terminábamos porque no nos queríamos sino porque la situación no nos lo permitió, al contrario, nos queríamos demasiado. Hablamos solo una o dos veces en la semana unos minutos y nos veíamos menos de lo que hablábamos.
Dos semanas después de romper nos cruzamos, yo tenía unos jeans negros junto con mis borsegos negros también y mi remera de pájaros. Tenía mi pelo perfectamente planchado y no llevaba mucho maquillaje. Él se había dejado crecer un poco la barba y su camisa estaba arremangada, al decir verdad lucía bastante desarreglado como alguien que sufre una depresión y se deja estar. Pero me encantaba, lucía súper bonito así.
Lo vi llegar y sonreí, y el también. Subí al colectivo y hablamos como si nunca hubiéramos terminado, como las primeras veces cuando recién nos conocimos y aún no sabíamos que nos gustábamos, aunque lo percibíamos.
Se suponía que iba a la iglesia, pero en vez de eso me quede con él y dimos toda la vuelta. Se podía percibir en el ambiente las ganas que teníamos de sentirnos.
Lo acompañe hasta el final del recorrido e insinué que me llevara a casa, pero ambos sabíamos lo que iba a pasar después de eso. Me subí a su auto y condujo hasta mi casa. Otra vez era como antes, como la primera vez. Me sentía nerviosa pero cómoda a la vez y en eso me preguntó en qué pensaba. Sonreí. "Nada, me pone nerviosa estar acá con vos" - respondí. Sonreímos los dos y acerque mi mano hacia su pierna con mi palma hacia arriba de modo tal que él pueda entrelazar sus dedos con los míos, y eso mismo hizo. Me tomó de la mano y me dijo: - "¡Ves! Me encanta esto. ¡Me encanta estar así con vos!
Frenó en un semáforo y le di un beso en el cachete, mi estómago ya estaba lleno de mariposas, y al instante volví para darle un beso de verdad. Sus labios y los míos se quedaron suspendidos en el silencio por un segundo, prácticamente no nos movimos y casi se sintió como la primera vez. El semáforo seguía en rojo, probablemente había cambiado de verde a rojo de nuevo y en eso abrí mis ojos y lo vía él con sus ojos cerrados disfrutando de ese momento. Apoyé mi frente junto a la de él y nuestras narices se chocaron tiernamente mientras mi mano acariciaba su cuello. Luego de ese momento siguió conduciendo y le pedí por favor que antes de llegar a casa estacionara en otro lugar y así lo hizo.
"¿Podemos derrapar sólo por ésta vez?" - Pregunte
"¿Estas segura?" - Me dijo
"Sí " - Le respondí " Te extrañe demasiado " Él me dijo que me extraño mucho también y con eso nos dejamos perder.
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Mis Recuerdos De Él
Roman d'amourMi mayor tristeza, mi mayor dolor, mi mayor miedo no era no verlo mas, sino, nunca poder olvidarlo.