Prólogo-Piloto

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Ahí estaba yo. Viendo fotos de mis "amigos" en Instagram. Todos estaban en pareja, enamorados, felices. Algunos se besaban, otros se tomaban de la mano mientras veían un paisaje en la azotea de un edificio. Sin embargo, yo estaba con una botella de Vodka en la mano casi vacía, mis audífonos, escuchando Down To The Second. Y veía una película de navidad vieja. Mi gata estaba a mi lado dormida. Podía escuchar fuera a gente riendo y celebrando porque en unas horas sería Navidad. Había una fiesta a unas cuantas casas de la mía, pero aquí estaba yo, solo, como siempre.

Me llamo Zach Alderson. Ya casi cumplo 20 años. Pronto iré a una universidad, pero mientras, vivo en casa de mi madre. Ella se ha ido con su nuevo esposo a un crucero; estaré aquí por unos seis meses, solo, aunque ya me acostumbré a la soledad. Visito dos veces a la semana a un psicólogo, psicóloga, pues tengo bipolaridad, paranoia y depresión constante; no me molesta, me hace diferente, me hace único, aunque todos somos únicos. Me gusta la soledad en todo sentido, pero a veces se siente mal estar solo. Ya no me interesa.

Hoy debía ir a mi cita con Karen, mi psicóloga. Como siempre, solo escuchaba lo que ella decía, como si no me interesara, pero debía interesarme, para eso pagaron 500 dólares seis meses. Sus palabras eran las mismas, los mismos consejos que casi todo el mundo conocía. Desearía contarle lo que me pasa, pero prefiero no hacerlo. Ella es joven. Casi 27 años máximo, caucásica, rubia, delgada, pero inteligente, no tanto como un científico o... nadie en estos días, no hay gente inteligente...

─Zach. ─interrumpió mi pensamiento─. ¿Cómo te sientes?

─Bien. ─dije, no era mi intención ser cortante, pero no me podía ayudar─.

─Zach, llevas viniendo unas semanas solamente, y lo único que me respondes cada vez que te hago esa pregunta es lo mismo.

─ ¿Qué quiere que le diga? Estoy horrible. Lloro cada noche por estar solo, pero a la vez me alegra estarlo. Traté de suicidarme tres veces. Mi madre trata de cambiarme. Odio mi vida y odio a este mundo. No he hablado con más nadie que con usted. Mi gata morirá en unos días. Mi padre murió de cáncer y aun no lo supero. No he sentido el afecto humano desde que una compañera me pidió que le hiciera la tarea. Soy asocial. No siempre duermo. Ayer me tomé una botella completa de Vodka. No he escuchado un Te Quiero en años. Nunca tuve una pareja. Nunca tuve una "media naranja". Que quiero morir. ¡¿Eso Quiere oír?! ¡¿Eso?!

─ ¿Zach? Zach...

Maldición. No dije nada. Me quedé callado. ¿Qué me preguntó?

─ ¿Cómo? ─ Veía su oficina. Bien decorada. Un color oscuro. Una habitación un poco cerrada. Un sofá donde me sentaba, y ella en una silla con almohadas, de un color crema. Ella se siempre se sentaba casi al borde de la silla. Detrás de ella estaba la puerta de salida. Habían unas velas aromáticas junto a su silla, y un estante con libros a la derecha; Pablo Cohelo, Veronica Roth, Stephen Meyer... La habitación era fría.

─ ¿Estas bien, Zach?

─Mejor que nunca, Karen.

─Quisiera que fueras más abierto conmigo.

─No se sienta indiferente. No hablo con nadie, más que con usted.

─No puedo llamar a esto una charla.

─ ¿Y cómo lo puede llamar?

─No lo sé... es como si te forzara a hablar.

Hubo un silencio por unos segundos.

─ ¿Sueñas, Zach? ─pregunto luego de unos segundos. ─

─No

─ ¿Cuándo fue la última vez que soñaste?

El Apartamento AB211 #PremiosNSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora