Nadie te puede cambiar [Heridas de Batalla#2] {Megaman X}

Especial Año Nuevo (2016 - 2017)

Debo decir que no he tocado éste libro en mucho tiempo y me volví a inspirar cuando volví a leer Lullaby de MzPrime, fue como recordar bonitos momentos y así fue que pude escribir este especial en fin de año. Además ya retomaré éste libro junto con Nanny X el año entrante. Intentaré terminarlos o por lo menos, bombardearlos de contenido el resto del mes entrante.

En fin, ahora con ese par de Noticias vamos a iniciar con este especial de Año nuevo.

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Axl miró una vez más cómo su padre trataba de dormir. Habían quedado en descanzar en la recámara del rubio, una misión de último minuto los sorprendió y no tenían ánimos o fuerzas para ir a la fiesta de año nuevo. Todo estaba bellamente decorado, las luces, los adornos navideños y algúna que otra en relación a el año entrante. X se había quedado en la fiesta, cansado y todo lo que tuviera, no lo detuvo a disfrutar aquella festividad humana que tanto les gustaba. Zero, por su lado, prefería dormir en un año para amanecer en el otro; estaba agotado por la batalla y cuando vió a su niño bostezar adorablemente no pudo resistir en llevárselo con él a descanzar. Su instinto lo obligaba a darle el descanzo que necesitaba y no iba a negarle un pequeño espacio a un lado de su camilla, no quería dejarlo solo ni tampoco dejarlo expuesto al inmenso frío. Pero, cómo una vez les mencionó Lifesaver, estaban demasiado cansados para dormir; Zero estaba bocarriba mirando el techo y su niño, bueno, solo estaba sentado a un costado viéndole cazar el sueño. Eran alrededor de las 6 y a penas estaba cayendo el sol, no era tan sencillo.

Al inicio solo fue silencio y uno que otro bostezo, luego fue Axl cantándole en eco a los sonidos opacados de la fiesta de año nuevo y, finalmente, Zero decidió ponerse de pie para tomar su bufanda e ir a por el chaleco y los guantes del menor. Axl aguardó pacientemente hasta que su padre regresó para que se pusiera las prendas; el chiquillo obedeció al instante, colocándose los guantes y ajustando su chaleco con rapidez. El rubio tomó a su niño de la mano, disponiéndose a salir un rato a pasear, liberar estrés de la reciente pelea. Tomaron la decisión de ir a la zona más desolada de la ciudad por lo que optaron por salir de las fronteras de ésta. Su viaje en moto fue de lo más divertido, Axl fue adelante del ojiazul, en la misma moto, por lo que abría la boca y dejaba que los copitos de nieve entraran en su boca, reía infantilmente cuándo caían pero había uno que otro que no llegaba a caer en su lengua sino en su garganta por lo que tosia un poco ante la sensación picuda en aquella zona, el hunter carmesí rió suavemente ante lo adorable que se veía su pequeño escupiendo el agua helada que caía en su boca. Al cabo de un tiempo, llegaron a su destino; la nieve los recibió en todas partes y las estrellas comenzaban a titilar desde lo alto, el chico de la cicatriz llevó a su padre casi arrastras luego que éste último asegurara su motocicleta.

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Mientras más caminaban, más tarde se hacía, los pasos que daba Axl eran largos para compararlos a los del mayor, la nieve se hacía cada vez más profunda como si la tierra se hundiese mientras avanzaban. Cuando llegó a las caderas del rubio, el pequeño a penas podía mantener el pecho afuera.

- Papi, ayuda. - le chilló con inocencia, alzando sus bracitos aún intentando mantenerse "a flote".

- Ven acá. - lo tomó de los costados y lo llevó al aire para colocarlo suavemente en sus hombros.

Axl se sintió aliviado al momento, ya no estaba esa desagradable sensación de ahogarse de un momento a otro. El pelirrojo se acomodó y abrazó la cabeza del reploid más alto, mientras seguían andando. Llevaban unos pocos kilómetros habían perdido la moto de vista y la ciudad ahora eran figuras de colores opacos que se alejaban a cada paso que daban. El chiquillo sencillamente le brillaban los ojos de asombro al notar esto, y la brillante luna dando su luz era algo realmente imperdible.