Cuando observé que Daniel sostenía una pistola entre sus manos, tuve mucho miedo. -Daniel, por favor, no lo hagas.- -Marina, yo no quería que las cosas terminaran así de mal. Yo sólo quería ser un chico normal, con una vida normal, una novia normal... No tener que escapar todo el tiempo. No tener que ir de ciudad en ciudad para construir una vida nueva.- -Daniel, todo puede ser normal si sueltas esa pistola. No hagas algo de lo que te puedes arrepentir, te lo pido.- -¿Sabes? Tengo un gran dilema: puedo dispararme, escaparme o entregarme.- -La mejor solución es que te entregues. Que nos entreguemos. Somos fugitivos Daniel. Debemos pagar por lo que hicimos. Hemos hecho mucho daño a muchísima gente. Nadie se merece nada de esto...- -¿Entregarme? Nunca.- Vi que él cogió la pistola para dispararse y sin pensarlo fui a quitarle el arma. -Daniel, no hagas esto. Mi amor te lo pido.- Me giré y vi a María. -María, vete.- Se escuchó un disparo. Cuando me di cuenta, mire mis manos y estaban llenas de sangre. Al forcejear, la pistola se disparó y me hirió a mi. Caí en el suelo. -¡Marina!- gritaba mi amiga. -Marina, no te preocupes.-
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Y Daniel se disparó. -Marina.- -Daniel.- -Ahora estaremos juntos por siempre.- -Siempre juntos mi amor.-
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