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Regresó a las 07:00 am al departamento después de correr por el parque varias vueltas seguidas sin descansar. Se dispuso a tomar una ducha con agua caliente y prepararse un desayuno ligero. Hizo repaso mental y recordó llamar a su hermana.

Marcó el número de su hermana desde su celular, la llamada se descolgó al cuarto tono.

–Hola, hermanito ¿Qué tal tu rutina matinal?

–Buen día, Vanessa. Todo normal como siempre, nada del otro mundo.

– ¿Eso incluye a tu vecina acosadora?

–Jajaja. No es una acosadora, no le digas así. Solo es algo intensa.

–Intensa es una sinonimia de acosadora, hermanito mío. Por cierto – Prosiguió ella–. Ya se acerca tu cumpleaños ¿Qué tienes planeado hacer este año?

–La verdad no tengo nada planeado.

–Igual que el año pasado ¿Es enserio?

–Tal vez prepare algo de comer en el departamento, invite a los chicos y a ti.

–Y no te olvides de tu acosadora. ¿Por qué no haces mejor una fiesta? No tienes una desde que saliste de la Universidad.

–No tengo ni las ganas ni la cantidad de gente para hacer una fiesta.

–Pinche antisocial. Están los de la oficina, los del edificio y varias personas de nuestra infancia. Además podría llevarte algunas amigas para que las conozcas.

–No creo que sea buena idea.

– ¡Vamos! ¿Quién eres y qué hiciste con mi hermano? Ah es cierto, siempre fuiste así. Pero de verdad ¿Hace cuánto no sales con una chicha?

–Creo que desde la Universidad.

–Wow. Amigo, necesitas ayuda y urgente. Por favor, solo una pequeña reunión, yo puedo organizar todo.

–Mejor no, así está bien.

–Está bien, Sr aburrido. Me dices luego que quieres como regalo ¿Está bien?

–De acuerdo, por cierto, Francesco te manda saludos.

–Dale un beso de mi parte. Nos vemos pronto hermano. Adiós.

–Adiós.

Llamada Finalizada.

La conversación con su hermana lo dejó pensativo. En su vida solo había salido con dos chicas y nada más, su amor juvenil Rebecca y luego Meggan en la Universidad. No se consideraba un galán por lo que tampoco había tenido demasiadas aventuras, y más aún no recordaba cuando había sido la última vez que se acostó con una chica.

08:30 am

–Es hora de irse al trabajo. – Se vistió rápidamente con un traje color gris muy elegante, camisa blanca, corbata morada al igual que sus calcetines y zapatos negros–. Nos vemos Francesco.

Su trabajo estaba a solo 15 minutos a pie, por lo que no había necesidad de salir en auto, prefería caminar y contribuir reduciendo las emisiones de contaminantes en el mundo, era algo así como su granito de arena con el ambiente.

Caroline estaba en el recibidor del edificio preparada para ir a su trabajo, se encontraba vestida con un estilo entre semiformal y casual pero muy elegante a la vez. Llevaba puestos unos jeans azul claro muy ceñidos con pequeñas rasgaduras, una blusa blanca descotada que dejaba ver parte sus voluptuosos pechos, un blazer color negro y tacones negros de 10 centímetros.

Se percató inmediatamente de la presencia de Thom y se le acercó con paso firme. Muy decidida y segura de sí misma.

–Thomas, que elegante te ves.

–Y tú te ves muy hermosa también, Caroline.

–Sabes algo, me encantan los hombres que utilizan colores como rosa y morado, los hace verse sencillamente cautivadores y viriles. Siempre y cuando esté adecuadamente combinado, claro está.

–Te diriges temprano al trabajo hoy. ¿Algún cliente importante?

–Así es, vendrá un algo famoso pintor desde el extranjero y quiere reunirse conmigo para fijar una exhibición de sus obras en la galería.

Caroline era la dueña de la galería de arte y gerente del museo ubicado a 4 calles del edificio, era básicamente una mujer de negocios muy respetada en el mundo del arte en toda la ciudad. Estudió artes en la Universidad, se destaca como una buena pintora y ahora con 26 años ya es dueña de su propia galería. Sin duda alguna se trata de una mujer muy capaz e inteligente que cumple sus objetivos.

– ¿Entonces, es algo así como fijar un contrato? La verdad es que no comprendo muy bien eso de las galerías.

–Es más bien como un acuerdo entre el artista y la casa exhibidora. Se fija la cantidad de obras a exhibir, su ubicación dentro de la galería y lo más importante sus precios, una vez establecidos estos puntos viene el verdadero acuerdo, y es el determinar cuanto recibirá de comisión la galería por cada obra vendida.

–Suena a toda una mega reunión que tienes por delante. Pero eres dueña de la mejor galería de la ciudad seguro no tendrás problema alguno.

–Eres un amor. Pero resulta que tengo una de las mejores galerías, eso significa que existen otras con igual prestigio que la mía y que de igual forma quieren conseguir ser las casas exhibidoras de estas obras. Después de todo de eso vivimos las galerías de arte.

–Bueno, pero las otras galerías no tienen lo que tiene la tuya – Le dijo con una sonrisa que dejaba apreciar sus blancos dientes.

– ¿Qué podría ser aquello? – Preguntó Caroline cautivada por la impecable sonrisa del sujeto parado frente a ella.

–Es simple, tú.

La respuesta de Thomas le produjo una sensación que conocía muy bien, era esa misma que sentía cada vez que un hombre la miraba al pasar, la misma sensación que le producía mirarse al espejo cada que se alistaba para salir, era una sensación de poder y confianza. Su piel se erizaba por pocas cosas en la vida, y esa sensación era una de ellas. Sentía que podía tener todo lo que quisiera en el mundo, todo excepto una simple cosa.

Sin que se diese cuenta una limusina negra se estacionó en la entrada del edificio, un hombre alto de traje negro y corbata bajó del puesto de copiloto e hizo una seña invitando a Caroline a abordar el elegante transporte.

–Bueno, esa es mi señal, han llegado por mí. Deséame suerte.

–No la necesitas, te irá bien.

–Lo sé, solo quería escucharte decirlo. Adiós, vecino –Se despidió dándole un delicado beso en la mejilla.

Vio cómo se alejaba caminado muy despacio hasta la limusina que había llegado por ella. Verla caminar provocaba la reacción de cualquier hombre, voltear a verla y quedar perplejo de semejante belleza. Su cabello era rubio, no tenía idea de si era natural, pero lo cierto es que le quedaba muy bien y le hacía juego con la piel.

En Busca De RomaWhere stories live. Discover now