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–Bueno, creo que yo me retiro.

–Espera un momento, tu cumpleaños es este lunes ¿Verdad?

–Sí, así es.

–En ese caso déjame que te de tu regalo.

–Caroline, de verdad yo no quisiera...

–Escucha, iré adentro y traeré tu regalo así que espérame aquí y no te muevas.

Se sintió perdido por un instante, ella había ingresado a ver un regalo de verdad. ¿Qué se le había pasado por la cabeza?

Antes que pudiese responderse a sí mismo Caroline apareció nuevamente en la puerta cargando un gran objeto en ambas manos con mucho cuidado, estaba forrado en un papel de color gris brillante y envuelto con cinta de color negro y un gran moño en una punta. Se la veía más baja que hacía poco tiempo, cuando llegó. Se había quitado los tacones.

–Sé que te gusta mucho el gris, así que... –Le entregó el gran regalo a Thom y sonrío.

–No debiste molestarte, pero ¿Por qué me lo entregas ahora?

–Pues resulta que me iré a París mañana muy temprano para alistar las pinturas que se exhibirán en la galería y como no estaré para el día de tu cumpleaños, pues mejor que lo tengas ahora.

–De verdad, muchas gracias. No sé qué decirte.

–Con las gracias es suficiente. Eso sí, debes prometerme que no lo vas a abrir hasta el día de tu cumpleaños. ¿Está bien?

–Está bien, lo prometo. ¿Es una pintura, verdad?

–Sí, es una pintura.

– ¿La hiciste tú?

–No exactamente.

–En ese caso...

–No trates de adivinar, solo espera hasta el lunes y no hagas trampa.

–Está bien. – Sostuvo el regalo cuidadosamente en una mano y levantó la otra como hacen las personas en un estrado durante las declaraciones bajo juramento –. Lo prometo.

Caroline sonrió ante el gesto y se despidió con una caricia en el hombro.

–Adiós, Thom.

–Espera. ¿Cuánto tiempo te irás de viaje?

–Me iré por dos semanas. La galería estará en una ligera remodelación para recibir las pinturas y estará a cargo de una socia.

– ¡Vaya! Suena a mucho trabajo.

–En realidad no lo es. Solo me aseguro de que las pinturas sean empaquetadas adecuadamente y lleguen sanas hasta aquí. El resto de tiempo es por vacaciones. Me hacen falta y creo que a ti no te vendrían nada mal unas vacaciones también.

–A decir verdad puede que tengas razón sabes, no es para nada una mal idea.

–Siempre es un placer ayudarte. Ahora sí es mejor que me despida, debo preparar mis maletas para el viaje y dejar algunas cosas del museo en orden.

–Oh. En ese caso que descanses, ten un buen viaje y disfruta de tus vacaciones.

–Tú ten un feliz cumpleaños.

–Creo que me voy.

–Adiós, Thom. Descansa.

–Tú igual.

Tomó el ascensor y cuando llegó a su departamento Francesco lo recibió en la puerta y empezó a pasearse entre sus piernas.

–Hola, Francesco. ¿Qué hiciste hoy mientras no estuve?

En Busca De RomaWhere stories live. Discover now