Kathia Notebook

Felices Fiestas

Afuera hay un frió que pela, pero a pesar de eso, el aire tiene esa sensación de fiesta que no se quita, quizás es que estamos en navidad, es época festiva y otras tonterías mas, nunca le he visto lo especial a estas fechas, pero cada quién es feliz a su manera.

Tengo varios mensajes invitándome a fiestas y cenas, no se, tengo ánimos de algo conocido, pero no tan frecuente. De pronto una lucesita se prende en mi y recuerdo a la bartender del bar nuevo que conocí hacia un mes. Sin pensarlo mucho, tomo mi cartera, móvil, llaves, abrigo y salgo antes de arrepentirme.

Paro un taxi fuera del edificio, y le doy la dirección del bar, no recuerdo muy bien el nombre de ella, pero no importa se me antoja para esta noche. Llego, pago el taxi y entro al bar. Esta atestado, en estas fechas suele ocurrir, me ubicó en una mesa lejos de la barra, primero quiero observar a la presa, ver que hace, como se maneja y si debo apartar a alguien esta noche.
A un camarero que pasa por ahí le pido y un blood-mary, y veo hipnotizada como hace un volcán en la barra. Tiene carisma, se maneja muy bien en su espacio de trabajo, no titubea y aun así coquetea con los clientes, veo como una rubia le toca brazo y deja su mano mas tiempo del necesario mientras le dice algo, el camarero me saca de mi escrutinio cuando pone el trago frente a mi, le doy un sorbo y miro alrededor, siento el peso de una muy intensa mirada sobre mi, pero con el lugar tan lleno no puedo ubicarla, echo a un lado la sensación y vuelvo a mirar a mi presa.

Esa rubia sigue pegada a ella como lapa, la observo mejor, es bonita, pero no creó que me cueste mucho quitarla del medio. Maldición sigo sintiendo esa mirada sobre mi, intensa, como si quisieran desentrañarme el alma. Hago una escaneo exhaustivo por el área a ver si alguien conocido me esta observando a la espera de que repare en el, o si alguien había decidido que seré su presa, no es la primera vez que ocurre. Me topo de frente con unos ojos aguamarina que me miran descaradamente. Me quedo enganchados a ellos, son grandes, luminosos, como los de un cervatillo, pero este no esta asustado,lo contrario esta curioso. Levanto mi trago como en señal de brindis, ella se sonroja, pero no quita su quita su mirada de mi, ni hace ningún movimiento. Decido pasar de ella y volver mi atención a la bartender. Me fijó que la lapa no esta, así que tomo mi blood-mary y me acerco a la barra, lo hago con paso felino obligando a todos a mirar cuando pase a su lado. Se en el momento preciso en que notó mi presencia, sus hombros se tensaron y levanto lentamente su mirada hacia mi. Se queda un momento mirándome, sopesándome, nivelando mi humor e intención. Le dedico un sonrisa erótica, incitante. Al parecer queda conforme con lo que encuentra en mi cara porque me devuelve una igual de felina. Cuando logro llegar a la barra esta esperándome con un malibú, lo que me sorprende gratamente, que recuerde que bebía cuando nos conocimos.

─ Hola desconocida ─ le digo para romper el hielo y porque realmente no recuerdo su nombre.

─ Hola fugitiva - me sonríe de medio lado ─ Déjame adivinar, no recuerdas mi nombre, solo el excelente sexo que tuvimos antes de dejarme, largarte de mi casa sin dejar siquiera un número de contacto.

Me sentí agredida por el borde filoso de sus palabras, no creí que pudiera sentirse herida por la salida sigilosa de su casa, nos estaba ahorrando un momento incomodo.

─ Uff, que agresiva. No olvide tu nombre. Y simplemente nos ahorre un posible momento incomodo. No seas tan romántica.

Me da un mirada burlona. Siento que me tocan en la espalda, me volteo y veo a la rubia que antes tocaba mi presa.

─ Estás en mi asiento ─ dice con tono pedante.

La miro de arriba abajo con un ceja arqueada y me vuelvo de frente al bar, ignorándola por completo.

─ Me sorprende que recuerdes mi trago ─ le digo. De repente tengo un momento de luz y recorde su nombre ─ Fabiola.

Ella me mira divertida por la situación, la rubia atrás de mi y mi actitud de desinteresada hacia esta.