No Querías Lastimarme...

No Querías Lastimarme... Prologo

"¿Todavía no lo entiendes?

¡No quiero que me ames!

¡No quiero!..."

Malditas palabras que tuvo que decir una vez, una sola vez y su corazón se partió en miles de pedazos. Pero eso no es lo importante, sino lo que provocó con ellas. Sabía que podría vivir con el corazón roto, si con eso esa otra persona pudiera volver a comenzar y no vivir lo que está sucediendo ahora. ¿Por qué tuvo que decirlas? No lo sabe, solo tiene presente el deseo que nada le suceda a esa persona.

"Por favor, no lo hagas"

Se repetía al ir corriendo escaleras arriba, lo había visto entrar al elevador al salir de su cuarto y no verlo tendido en la cama. ¿Cómo no lo vio? Podría haberlo detenido antes de tomar el ascensor.

Sabía que iba al último piso, pues el elevador ahí se detuvo cuando lo miro en uno de los pisos.

"Por favor, por favor... tú no"

Sus piernas no le respondían como quería. Deseaba volar, poder tele transportarse como lo hacían en las películas y lograr detenerlo. Y es que era más fácil ir por el ascensor, pero esperar a que bajara, la simple espera lo mataría de desesperación. Así tuviera que subir mil veces aquellas escaleras, lo haría sin pensar, con solo poder tener la oportunidad de detenerlo.

Dios, odiaba sus ojos que se nublaban, esa debilidad que lo invadía ahora, porque necesitaba ser fuerte por él.

"Ya falta poco, por favor espera..."

Por fin, se encontró abriendo la puerta de la azotea con un puntapié, está ya se encontraba abierta pero entrecerrada, signo de que alguien antes que él había salido por ella. Aprisa, sus ojos inspeccionaron el lugar, deseando encontrarlo, que no fuera demasiado tarde.

Se estaba resignando, cuando sus pies se movieron en medio de la gran azotea, no lo veía y las lágrimas silenciosas que brotaban de sus ojos al ir corriendo, se volvió un llanto lastimero. ¿Dónde estaba? Una mano llevo a su boca, para tratar de detener los pequeños gemidos que provocaba su llanto. Su cuerpo también temblaba, el solo pensar que había llegado tarde, que no pudo detenerlo.

Con su vista nublada por las lágrimas, recorrió de nuevo el lugar, desesperado de no saber que más hacer.

- No quiero vivir... ¡Me quiero morir!

Entonces... una esperanza, su voz...

- Kyuhyun por favor, no lo hagas. – Sungmin no se atrevía acercarse, pues el mencionado se veía demasiado alterado y parado como estaba en al filo de la azotea, un paso en falso y todo acabaría -. Nunca quise lastimarte... - Sungmin negaba mientras comenzaba a sollozar, sintiéndose desesperado de la situación en la que estaba el castaño.

- ¿Qué no querías lastimarme?... ¡No querías lastimarme!... Me querías matar.

Un pequeño lamento envuelto en lágrimas, un grito lastimero del hombre al que amaba, porque lo amaba y ahora no se lo iba a ocultar más.