Mi vida con ellos [MSHYY #3]

Capítulo 2: Emergencia

-¡A ver si van comportándose, niñitas!

Scott, su gemelo, Jake y Caleb soltaron risitas en la parte trasera de la camioneta. Gruñí y tiré por la ventana el trozo de manzana que me habían lanzado a la cabeza. Acabábamos de regresar del aeropuerto luego de haber volado desde Australia. Jace se había quedado con su familia, mientras que Damen y Seth habían continuado su viaje por el mundo, llevándose con ellos a Mau. Sólo quedábamos Jake, Caleb, los gemelos y yo en la enorme mansión del tío Jeremy. 

-Yo digo que hagamos una partaaaaaay.-exclamó Trent desde el asiento delantero, alzando las manos y sacudiéndolas como si estuviera espantando a una nube de mosquitos. 

-Yo digo que no.-farfullé. 

Me encontraba con un humor de perros y lo único que quería era llegar a dormir a mi camita suave y mullida. 

-Aburridaaaaa.-me abuchearon ellos, pero decidí ignorarlos y ponerme los audífonos a todo volumen.

Agradecí internamente cuando llegamos a la casa y fui la primera en salir disparada de la camioneta. Corrí a la cocina, tomé un puré de manzana, unas galletas y un vaso de jugo y subí a mi cuarto con la intención de quedarme en él hasta la mañana siguiente.

-¡Güenas noches, gorditos!-me despedí y cerré de un portazo. 

Pasé un par de horas sentada en la cama, mirando una película mientras me comía mi merienda. Cuando terminé, me metí a dar una ducha rápida, me enfundé en una pijama gris y me metí a la cama.

El sonido de cristales rompiéndose me hizo abrir los ojos de golpe. El reloj en mi pared me indicó que eran las dos de la mañana. De pronto, escuché pasos en el pasillo y un grito:

-¡SCOTT, TU MALDITO PATO SE HA LLEVADO MI BRASSIERE!

¿¡Pero qué...!?

La puerta se abrió de golpe y una pareja entró en mi cuarto, tragándose entre sí. Me aclaré la garganta, pero ellos parecieron no notarlo y continuaron en su asunto, acercándose peligrosamente a mi cama. El chico comenzó a sacarle la blusa a ella y en eso grité:

-¡QUÉ ASCO, PAREN!

Ellos se detuvieron en el acto y por fin me voltearon a ver. 

-¡Váyanse de aquí!

Asintieron y salieron casi corriendo hacia el pasillo, como si me los fuera a comer o algo parecido. Salí de la cama y me precipité hacia afuera. El sonido de la música llegó hasta mis oídos y me di cuenta.

-¡TRENTON!-grité a todo pulmón. 

Cinco segundos después, el gemelo salió de su habitación. Su torso estaba descubierto, sus pantalones debajo de su cadera y su cabello totalmente alborotado. Detrás de él, salió una chica morena envuelta en una sábana. Fruncí el ceño y tomé al castaño de la muñeca para arrastrarlo a las escaleras y señalar la puerta que daba hacia el patio trasero.

-¿Me puedes explicar qué chingados está ocurriendo aquí?-mascullé, intentando contenerme para no estallar.

-Esteeeee...-él dudó.-Los chicos y yo decidimos hacer una agradable tertulia con un par de amiguitos.-soltó con voz inocente.

-¡ESA NO ES UNA TERTULIA, ES UNA MALDITA FIESTA! ¿¡QUÉ MIERDA ESTABAN PENSANDO, EH!? ¡OH, CIERTO! ¡USTEDES NO SABEN PENSAR!

Él se encogió e intentó alejarse, pero lo volví a jalar de la mano.

-Noooo, mi amor, tú no vas a ningún lado. Vas y buscas a los otros taraditos y terminan esto de inmediato.-le ordené.

-¡Pero sólo es una fiesta, no va a pasar nada!-replicó él.