IV

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UNA SEMANA DESPUÉS
— Por qué aún no hacen nada? *golpe a la mesa* Cuanto tiempo tiene que pasar para que busquen a mis hijos?! *un segundo golpe a la misma a la misma mesa*.

— Rubén, tranquilo... — Un policía salió de su oficina bastante cabreado.

— Señor, le voy a pedir que espere su turno, usted no es el único que tiene problemas aquí en Madrid.

— Ahora mis hijos son un problema? — Intentó abalanzarse sobre el policía pero este logró esquivar.

— Señor, usted sabe perfectamente lo que quise decir. *tomó aire* Ya le dije ayer que tenemos dos patrullas recorriendo Madrid más una tercera que está recorriendo las afuera de este. No puedo prometer traer a sus hijos sanos y salvos porque no soy adivino, pero si puedo prometer que podrán volver a verlos. — Dio leves palmadas en su espalda, este se negó y con lágrimas en los ojos salió del lugar.

DONDE ____;
— No aguanto más, necesito verlos, oír sus voces y tenerlos en mis brazos... — Rodeada por los brazos de su madre, rompía en llanto cada vez que recordaba en la actualidad que vivía.

— Amor mío, todo esto se va a solucionar, no te vas a dar ni cuenta cuando tus bebes vuelvan a tus brazos y lo único difícil será olvidar esta historia. Hija, todas estas cosas pasan por algo... *suspiro*.

— Quiero retroceder el tiempo y que esa noche nos hubiéramos ido con los chicos a la playa... Es mi culpa...

— Te prohibo que digas esas cosas, nadie puede prevenir las cosas que nos van a pasar... En esta situación es esencial que Rubén y tu estén más unidos que nunca...

— Hace una semana que no hablo con él...

EN UNA CABAÑA EN EL BOSQUE LÍMITE HACIA BARCELONA
Los hermanos aún seguían discutiendo desde el día en que la chica llego encontrándose a los dos menores en la casa del mayor, su hermano. Los pequeños se encontraban escuchando todo lo que hablaban desde la habitación que Willy había arreglado para ellos.

— Quiero irme... Extraño a papá... A mamá... A los primos, Tito Mangel...

— Solo duérmete pequeñaja, ya veras que pronto volverán del viaje que nos comentó este tipo.

Sintieron unos pasos acercarse desde fuera de la habitación y se hicieron los dormidos, pensando que era Willy.

Para el agrado de ambos, era Carol.

— Ya estáis durmiéndo? — Se sentó a los pies de la pequeña cama.

— Si... *susurro* — El mayor de los niños movió su pie izquierdo bruscamente contra el de su hermana. Carol soltó una pequeña risa.

— Tranquilos, vengo en son de paz. Necesito hablar unas palabras con ustedes... — Fue bajando la voz, a medida que sentía como Willy se iba a dormir a su habitación justo al lado. Ahora tendrían que hablar en susurros. — Saben lo que es un secuestro? — Ambos pequeños asintieron.

Estuvieron conversando hasta altas horas de la madrugada. Carol les explico que ellos estaban contra su voluntad en esta casa y que ella los ayudaría a volver con sus padres, pero que tendrían que esperar unos cuantos días más para poder recuperar la confianza de su hermano mayor.

Carol ama y respeta a su hermano, pero esta vez ya se pasó de la raya...

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Seamos un secreto (Rubius)| Adaptada | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora