Capítulo tres; Bad intentions.

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A veces se necesita sólo una mirada, otras se necesita más que eso.

La música se escuchaba fuertemente en aquel lugar, era repetitiva, parecía durar alrededor de 30 minutos con el mismo sonido antes de cambiar a otro totalmente similar, y no, no los estaba contando, pero eran cosas que usualmente uno notaba cuando estaba sobrio. Especialmente si estabas solo, solo desde el punto de vista en que los hombres a su alrededor venían con su pareja y se dedicaban a coquetear el uno al otro y prácticamente follar a un lado suyo. Y se suponía que esa era su noche. ¿Por qué tanto empeño en arrastrar al aburrido HyukJae a uno de esos club gay donde no haría nada porque ni siquiera bebe desde su rehabilitación? Es verdad, necesitaban una excusa para festejar. ¿Qué mejor que decidiera cambiar su carrera a cocinero como un genial pretexto para salir un sábado a festejar? Suspiró, torciendo levemente sus labios mientras les observaba. Un mesero llegó a traerles a su mesa una bebida, al parecer para él, pues la margarita (o lo que pareció ser una) cayó frente suyo. Lo miró extrañado y el mesero le señaló a alguien en el otro lado del lugar, sentado en la barra, el cual levantó su copa y le ofreció una sonrisa digna de comercial. Le regresó la sonrisa y dejó la bebida de lado, al no beber nada que no fuera agua o té era difícil que siquiera le llamara la atención. Miró la gente en la pista bailando tal vez demasiado pegados, frotándose como si de ello dependiera su vida, no le extrañaría que incluso fuesen a salir embarazados de aquel lugar (que aunque era biológicamente imposible de tanto frotarse podía darse un milagro). La música cambio de tono a otro más hostigante y repetitivo y miró a sus "amigos". Un poco harto decidió que una copa no vendría mal, entonces miró la margarita frente suyo y la bebió de golpe, deseando salir del lugar y sin embargo sabía que estaba atado ahí hasta que sus amigos decidieran irse a follar y dejarlo solo.

—Iré al baño, chicos.

Dijo después de otras cuatro margaritas más siendo ignorado por los aludidos. Bufó, se tambaleó ligeramente cuando se levantó, sin embargo al recuperar el equilibrio se dirigió sin más a hacer sus necesidades. Sí, HyukJae se había pasado de copas con sólo cuatro bebidas, algo totalmente extraño si él solía tener más aguante, sin embargo lo atribuyó a que hace bastante que no probaba ni una gota de alcohol. Estaba estresado, había tenido días duros y aquella salida había sido su esperanza de pasar un buen rato hasta que sus amigos se centraron en ellos mismos. Entró al baño, estaba oscuro, aquello le sorprendió. Intentó encender la luz sin mucho éxito y entonces decidió salir, pues no había forma de orinar con la luz apagada, al menos no sin ensuciar algo. Puso la mano en el pomo de la puerta para salir cuando sintió cómo alguien le empujaba contra ella, acorralándolo. Se sorprendió, intentó salir hasta que el contrario le tomó por las caderas, haciendo que sintiera su bulto frotarse contra sus glúteos. Jadeó, aquello era demasiado. Se removió, forcejeando contra el hombre, sin embargo este le tomó las manos y las alzó hasta que quedaran encima de su cabeza, continuando con aquellos falsos embistes. Cerró los ojos fuertemente, intentando contener cualquier sonido que pudiera escapar de sus labios, antes de finalmente entregarse a aquellos sonidos que luchaban salir de su boca. Sintió los dedos del hombre introducirse en su boca, presionando y causando algunas arcadas, estaba mareado, borracho y débil. Recargó su frente en la puerta, antes de relajarse y comenzar así a jugar con torpeza con aquellos dedos, lamiendo y empapando los mismos de su saliva, poco a poco se le olvidó dónde estaba y que se trataba de un desconocido cuando una mano acunó su entrepierna, ya no había necesidad de sostenerle las manos, HyukJae las mantenía sobre su cabeza por sí mismo, había sido hipnotizado por los toques, por las estocadas y por aquella abstinencia de hace tanto tiempo.

Su labio inferior fue besado de forma delicada justo antes de que su boca fuera atrapada por la otra, un sabor conocido le sorprendió, aunque no supo darle un nombre y tampoco le importó. Sus lenguas se entrelazaron, se exploraron y juguetearon impacientes por reconocer la otra. Unas manos se deslizaron por sus costados y unos dedos se encajaron en sus costillas, presionando suavemente de manera seductora, HyukJae gimoteó de forma aprobatoria, empujándose hacia el cuerpo que le mantenía pegado a la pared.

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