El dilema entre tus huesos y los mios.

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El día estaba siendo extraño, no tenía tiempo para hacerme todas las absurdas preguntas que recorrían mi mente cada mañana. El Instituto estaba frío, supongo que todos los lugares públicos de la ciudad también, por eso de los recortes y la falta de calefacción. Era el primer día de Instituto después de las vacaciones de navidad, los novatos estaban ansiosos por ver de nuevo a sus amigos que compartirían con ellos las regañinas y malas notas de este año. Afortunadamente en mi primer año conocí a Val en el aula de castigo, para aquel entonces él estaba rapado, es extraño imaginarselo porque ahora lleva el pelo por los hombros, cosa que le costó varios años. Él fue quien me presentó a Burgel, es gracioso porque ella es una chica y él un chico y sus cortes de pelo son muy parecidos, excepto por el color rubio oxigenado de Burgel. Burgel lleva un aro en la nariz y sus pantalones suelen llevan pinchos o tachuelas. Supongo que es raro que Val salga con dos chicas el solo, dice que le hace parecer un poco gay, pero le consuela tener otra pandilla de chicos con la que nunca nos dice lo que hace. Recuerdo que en el primer curso nadie nos conocía, fue cuando liberarmos a todas las ratas del laboratorio cuando empezaron a invitarnos a fiestas de pijos en las que, al principio sólo íbamos para reírnos de ellos y de su mala música, pero ahora lo hacemos por el alcohol gratis.

En la clase todos me miraban, siempre lo hacen, la verdad era que en este momento no tenía ganas de dar explicaciones respecto a mis nudillos partidos, simplemente las navidades no habían ido bien. Sabía que Kat y Mery se morían por saber que me había pasado, pero yo me senté en mi pupitre con una cara que advertía que no se acercara nadie. 

La clase empezó y el señor Fitch hablaba de una tal física cuántica de la que no entendía nada. En mitad de la clase pegaron a la puerta, era un chico que se incorporaría ahora a las clases, el señor Fitch le regañó por su tardanza.

-El primer día de clase y tiene una falta grave de puntualidad, estoy deseando ver los desastres que hace usted esté curso.

Él sonrió, se tocó el pelo y se sentó delante mía. El señor Fitch se impacientaba con su actitud y pareció perder los papeles al preguntarle si no se iba a presentar, él se levantó y dijo: "Luca, Luca Vergari." y se volvió a sentar. No hizo nada durante la clase, no miró a nadie, no cogió ni si quiera un boli, simplemente no levantó la cabeza de su pupitre.

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