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Un Secreto De Tres.
«PukitChan.»

🌼; resumen:

No se trata de ocultarnos, ni de mentirle a nuestros sentimientos. Es simplemente que eres mío y nadie puede arrebatarte de mi lado.

¿Hasta dónde puede llegar un romance secreto?

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; géneros: drama, humor, romance. ; advertencias: ninguno. ; series: ninguno. ; capítulos: 21 ; completa: sí. ; palabras: 64477

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; preview:

Prólogo

Caminaba pausadamente sin prestar demasiada atención a las personas que andaban a su alrededor y parecían murmurar palabras a medida que ella avanzaba. No parecía sentir que aquellos rumores estuviesen dirigidos a su persona porque, después de todo, en esos momentos tenía mejores y más curiosas e interesantes cosas en las que pensar. Sobre todo cuando inesperadamente te escogían como la persona más importante para esconder un secreto que, ella creía, era a voces.

Porque para ella las pistas eran demasiado obvias como para no darse cuenta de lo que sucedía. Tan a la vista estaba de los magos como todas aquellas criaturas que existían pero se negaban a aceptar que ahí estaban -"¡Nargles!" mencionó una voz en su cabeza que irónicamente era muy parecida a la de su padre-; más o menos así es como se sentía con respecto a esa situación.

Se detuvo bruscamente, sin darle tiempo a la bruja que venía detrás de ella para esquivarla. Luna sólo alcanzó a sentir cómo su espalda era golpeada por un caldero de peltre mientras la mujer adulta de cabello negro y enmarañado refunfuñaba al seguir su camino, soltando por lo bajo algunos pocos improperios que la rubia no alcanzó a comprender del todo o porqué los decía.

De pie, en medio de la transitada calle, Luna Scamander levantó el rostro pálido hacía el cielo nocturno, creyendo ver un pequeño brillo en la punta de su varita que estaba posicionada detrás de su oreja. Cerró los ojos, sintiendo un breve escalofrío que la recorrió completamente... ¿así que lo harían una vez más? La verdad era que nunca dejaría de sorprenderle. Quizás las personas eran mucho más ciegas de lo que ella se había propuesto descubrir alguna vez.

-No sé exactamente qué se desea en estos casos repetitivos... -dijo en voz alta sin dirigirse a nadie en realidad- ¿suerte, tal vez? ¿Sigan protegiéndose?

Volvió la vista al suelo, negando con la cabeza y moviendo sus manos alrededor de su cabeza, pensando en todo y a la vez nada, preguntándose cuánto más soportarían aquello y si en verdad eso que ella estaba guardando desde hacía unos pocos años les aligeraba aunque sea un poco aquel peso cargado.

*

Su respiración acompasada no lograba justificar las fuertes emociones que sus ojos transmitían acompañadas de un ligero temblor que hacía vibrar la taza de té blanca que pendía de su mano izquierda. Sólo hacía falta un día más, sólo uno. No era necesario presionarse, pero aun así mentalmente repasaba con velocidad el plan, esperando que éste fuera tan perfecto que ni siquiera Hermione Granger pudiera descubrir un fallo en él. Ante ese pensamiento, donde su mejor amiga lo adivinaba todo, su estómago se encogió y Harry se obligó a pensar que sólo estaba siendo paranoico. Desafortunadamente, Potter había comprendido que guardar un secreto era por demás complicado cuando eras el salvador del mundo mágico, pero todavía aún más difícil cuando se trataba de ocultarlo a tu propia familia, quienes al parecer tenían muy desarrollada la percepción. Harry emitió un suspiro.

Se había prometido a sí mismo no pensar en ello hasta después, específicamente hasta el día siguiente. Nada ganaba con torturarse ante la idea de lo que podía ocurrir si todo se descubriera, dejando a la vista la vergüenza, la soledad, la traición. Los peores escenarios eran dibujados en tinta negra en su mente y se veía admitiendo que era un idiota. Porque realmente lo era... o quizás sencillamente no quería dejar de serlo.

-Un poco... sólo un poco más... un minuto más.

Pero mientras más tiempo obtenía, su obsesión y ambición de obtener otro pequeño pedazo de momento aumentaba con desesperación dentro de sí. Ya no parecía bastarle con miradas lejanas, sonrisas ausentes y caricias vacías de amor. Necesitaba un poco más.

-¿Harry? -el aludido giró su cabeza para mirar a quien le hablaba. En el umbral de la puerta encontró a Ginny Weasley que lo miraba con curiosidad, a él y a su té a medio beber. El hombre apuró a tomar la bebida y dejó la taza en la mesa de madera que tenía a un lado, sonriéndole a su esposa con ternura, una que sabía, nunca dejaría de sentir hacía ella. Porque Ginny realmente lo había levantando cuando sentía que ni siquiera él mismo podía hacerlo. Porque era la madre de sus hijos, sus tres queridos muchachos y también porque para bien o para mal, ella era su esposa.
-¿Qué haces despierta? -preguntó, esbozando una sonrisa pequeña.
-No te sentí en la cama -contestó ella con simpleza, encogiéndose de hombros a la par que sus pies descalzos se arrastraban hasta los de su esposo. Ginny, que aún parecía adormilada se recargó en el pecho de Harry mientras sus manos se enredaban al cuerpo del hombre,
-Lo siento, no podía dormir -se disculpó
-Es por Albus, ¿cierto? Desde que se fue a Hogwarts te he visto preocupado y distraído.

Harry no pudo evitar sonreír ampliamente ante el argumento de su esposa. El pasado primero de Septiembre, Albus había iniciado su vida en el colegio de magia, con la noticia de que sería el primer Potter en tocar territorio Slytherin. Si bien a Harry no le importaba en qué casa estuviera su hijo, lo que sí le preocupaba es que pudiera ser herido en su estancia. No sería lo mismo soportar las burlas de otros chicos que las bromas de su hermano mayor, James.

-Estará bien -dijo Ginny-, Albus es más fuerte de lo que parece.

Harry sabía que así era. Sólo que algunas veces le preocupaba que lo fuera demasiado.

-Vamos a la cama -murmuró el auror, rodeando con un brazo los hombros de su esposa-, recuerda que estaré fuera por una semana.
La pelirroja soltó una risa divertida, entrelazando su mano a la de Harry.

-Creo que ya estoy ansiado la bienvenida.

*

Acarició sus fríos labios con la yema de los dedos, alumbrado apenas por la luz de una vela casi consumida. Sus ojos grises miraban el cristal de la ventana como si deseara desaparecerlo. Se suponía que tenía que haber llegado hasta dentro de unas horas pero no podía más. Sólo tomó su varita y desapareció dejando a Astoria con una sonrisa dibujada en sus labios, dormitado en la cama. Se preguntó por enésima vez porqué hacía esto, porqué estaba ahí, porqué continuaba yendo a ese lugar cada tanto. Hasta cierto punto, no dejaba de ser despreciable.

Sin embargo todas esas dudas hirientes y repulsivas dejaron de rondar en su cabeza cuando escuchó el crujir de la puerta: alguien entraba. El rubio se incorporó sorprendido sin demostrarlo, permaneciendo de pie cuando encontró a quien esperaba sonriéndole, mirándolo con una pasión que era palpable y temblando, seguramente por el frío que el otro estaría pasando por la ropa mojada que se pegaba celosamente a su piel.

Draco Malfoy sonrió también, sintiendo cómo el peso que había estado sobre sus hombros desapareció completamente ante la visión de Harry Potter en la entrada de la casa. Al igual que él, el auror había llegado con varias horas de anticipo. Sabía que por eso, que por ridículos momentos como esos, era por los que se mantenía de pie en ese lugar.

Sólo cuando Harry se acercó lo suficiente a él para que pudiera ver las incontables gotas de agua que recorrían su cuerpo, a Draco se le ocurrió desviar la mirada hacía la ventana: se sorprendió al descubrir que afuera estaba lloviendo y él no se había dado cuenta.

◇♡◇

; link: http://slasheaven.com/viewstory.php?sid=40993&index=1

DRARRY FICSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora