Los Días de Carbón

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Poseo, como nadie, la imagen del ave que un día murió en mis manos. Me ha quedado para toda la vida su último temblor y su suspiro. Es como una huella que llevo; por ella, todos podrán reconocerme como la mujer que tiene en sus manos una cicatriz embellecida por la semilla del trigo que, teniéndola en el pico, no alcanzó a tragar .

Llevo esta semilla dentro de mí como si llevara un secreto muy hondo por hermoso y querido.

Su corazón, ya sin palpitación, está unido a mis latidos y sus ojos me miran a través de todos los árboles que miro.

A veces, cuando estoy triste, pienso en ella:

Su alma que vivió en los cielos me hace sentir la frescura del aire que rozó sus alas; entonces, recuerdo que llevo este secreto y me siento Feliz. :')
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