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El cielo se pintó de gris aquel día, tocaste la puerta a las tres de la tarde, como de costumbre, y yo con mi sonrisa de siempre te abrí, la tuya estaba algo apagada, pero intenté ignorar el hecho.

Lucías distinto, pero sabía que jugando videojuegos te alegrarías, así que no hice mucho drama por eso.

Te sentaste esta vez en el mismo sofá que yo, cosa que me extrañó, dejaste de lado el sillón morado más cercano a la TV, que era el que tanto te gustaba.

En el instante en que me miraste tu perfume se mezcló con el olor a cerveza que yacía en mis manos, y yo me alarme, no eras el mismo, sabía que algo andaba mal.

—Ya no vendré mas.

Te miré sorprendido, algo en mi murió al escuchar tus palabras, y ver tus ojos apagados.

Esperaba cualquier cosa excepto eso, sabía que algún día te alejarías de mi, pero fue tan fugaz como un flash de camara.

—¿Por qué? ¿Ya no te gusta el videojue...— me interrumpiste.

—Odio los videojuegos— te miré atónito, mi cerebro había procesado perfectamente las palabras pero aun no las había asimilado.

Sabía que lo único que te mantenía cerca de mi eran esos tontos juegos, y ahora me decías lo contrario, estaba confundido y roto.

Iba a responderte, cuando hablaste de nuevo.

—Solo me interesas tu.

Dicen que el mundo fue creado para dos, solo vale la pena vivirlo si alguien te ama.

videogames + jikookWhere stories live. Discover now