Adolescentes

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 Somos invisibles ante los altos cargos de esta sociedad, incluso ni nuestros padres nos quieren escuchar. 

Nuestra voz se corta entre cada palabra, el mensaje le llega a la nada, perdiéndose en la infinidad junto a las palabras de los demás y es que como van a escucharnos cuando tenemos cargado en los hombros el prejuicio estúpido que todo lo que decimos es a causa de la impotencia, que somos seres rebeldes siguiendo una causa endeble, que no nos damos cuenta de la realidad que nos azota con látigos llenos de espinas.

Nos callan con demasiada facilidad muy pocos les interesa escuchar lo que tenemos que decir, cada uno decide llevar su propio mensaje con ganas de que lo escuchen y si, lo acepto no todos vemos las cosas como son pero aun así tenemos nuestro derecho, como pueden decir que somos el futuro si ya dan por hecho que lo que diremos será pura estupidez rodeada de ridiculez, nos venimos dando cuenta de cómo son las cosas desde hace bastante.

Algunos simplemente queremos ser escuchados tratados como iguales, que no nos miren mal, que no nos vayan a criticar por cada acción poco pensada que en algún momento vayamos a hacer.

Otros buscan algo que no todos los hijos logran, una buena relación con sus padres, que los escuchen, que los apoyen, que no se piensen que son iguales a los demás, que crean en ellos y apoyo les puedan brindar, quieren que reine la paz en el hogar pero al mismo tiempo no perder el libre albedrío que tantos padres quieren reclamar.

Sufrimos en silencio el castigo que nos aplican, vivimos cada día con los prejuicios que llevan nuestro nombre enmarcado, la mayoría tachados de rebeldes sin causa, pocos tachados como futuro prometedor.

Y es que como no habrá rebeldía si nos quitan la poca libertad que nos otorgan.  

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