Confío en ti

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Luego de 15 años de la separación de ambos... Se encontraba en el salón del departamento un guapo chico rubio de contextura delgada vistiendo unos jeans y una camisa azul que hacía resaltar sus ojos azul cielo. Sentado en un pequeño escritorio cubierto por un montón de libros a medio leer; cuyos libros tenían temáticas bastante diversas desde romance a historia o biología y ciencia ficción. En ese preciso momento ojeaba en especial uno que relataba el amor imposible y la vida solitaria que vivía sumido el personaje principal de aquélla obra. En su mano derecha una taza de café caliente a medio beber; aquél café emanaba un agradable aroma de relajo y armonía. Era un ambiente propicio de paz y soledad, tal como siempre había disfrutado Kurapika... El clima acompañaba la perfecta ambientación, ya que, desde el ventanal se apreciaba la pronta nevazón que siempre venía acompañada con la llegada de la navidad. Aunque como era de costumbre a Kurapika no le interesaba la fecha, ni mucho menos el "ambiente navideño" que todos vivían sometidos ese día, más bien para él todo era una gran pérdida de tiempo. Toma un sorbo de café para continuar ojeando las páginas restantes de aquél libre nostálgico y deprimente.

La hora marcaba las 19:00 PM; hora en la cual todas las personas "normales" celebraban la víspera del 25 de Diciembre, Kurapika –suspira- esto... aún se siente... vacío, a veces me pregunto si es que yo soy el problema de que la gente se aleje de mi lado. –Se cuestionaba un nostálgico Kurapika- Aún recordaba los años que había vivido con Leorio, los cuales eran aproximadamente 10 años en los que habían vivido juntos. Exactamente hace 2 años Leorio había decidido marcharse para así comenzar una nueva vida con su "prometida", la cual la había conocido a través de un sitio de citas para "cazadores profesionales", obviamente, se encontraba plagado de mujeres interesadas solamente en la popularidad y fama de cada uno de los chicos pertenecientes de la comunidad. Pero ese no era el punto, sino, más bien era que desde el día en el que se había marchado Leorio no había vuelto a poner un pie en el departamento que ambos habían comprado, de hecho ni siquiera fue capaz de ir a buscar la ropa que se encontraba guardada en el armario de su antigua habitación. Aunque ya no era un tema que le importara realmente, ya que, para Kurapika le era sencillo borrar sentimientos vivientes de su corazón. Pero esta vez era... diferente- Por qué aún no puedo – levanta la mirada y observa una foto tomada por Gon el día de la graduación de Leorio, fotografía en la cual Kurapika y Leorio sonreían de manera sutil pero con una calidez que se da en los casos cuando estás con un ser querido. La hora no se detenía, las 20:30 PM marcaba el reloj- otra vez, otro día, la misma rutina- se siente un ruido minucioso de alguien forcejeando una puerta, a Kurapika en realidad no le sorprendía aquél sonido, ya que, se encontraba acostumbrado a que el vecino siempre forcejeara la puerta y que hasta el día de hoy se le olvidaban las llaves dentro de su respectivo departamento. Como el departamento de Kurapika es amplio suele escuchar eco proveniente de los sonidos fuertes de los alrededores. Pero esta vez fue diferente, Kurapika nuevamente vuelve a concentrarse en lo que él estaba haciendo; contemplar el libro que hasta el momento se mantenía interesante. Hasta que de pronto suena una voz grave y ya bastante madura, de un hombre rodeando los 30 años. Le parece desconocida, pero, la resonancia de aquélla voz aceleraba el palpitar de su corazón; a tal punto de asimilarse a los segundos que sonaban al marcar el reloj- Buena noche – Kurapika voltea lentamente y se encuentra con la mirada de Leorio- Le... Le... Leorio.... Tú – decía un sonrojado y titubeante Kurapika – Leorio sonríe sutilmente- Feliz navidad Kurapika –Para calmar aquél extraño ambiente Kurapika decide acabar con la tensión que se había presentado al chocar sus miradas- ¡Tú, qué diablos haces acá!, ¿Cómo entraste?!!!... Ah! Pues resulta que viví 10 años contigo y aún sigues manteniendo la misma manilla, por lo tanto es lógico que mantengo la llave del departamento- Respondía Leorio un poco irritado por la reacción infantil de Kurapika, pero, realmente ya estaba acostumbrado de sus reacciones de "cariño"- Leorio, a qué viniste!... Pues ya te lo dije a pasar la navidad contigo, será sólo por hoy, tranquilo, pienso irme en la mañana. – Kurapika con cierto aspecto dudoso- está bien, sólo procura no molestar... De acuerdo, lo haré – Kurapika voltea con dirección a su escritorio con el corazón aún a mil por hora, preguntándose, qué hacer con tal situación tan confusa. Baja la mirada y ve la foto de ellos juntos acompañado de una expresión bastante sonrojada, guarda la foto en su bolsillo- Kurapika mira! Traje torta de chocolate, como sé que te gusta, no podrás negarte a compartirla conmigo- Kurapika sólo es capaz de dar las gracias sin expresión alguna en su rostro- Kurapika, espero que hayas preparado la cena de navidad – Kurapika haciendo muecas- Si serás idiota, pues lógico que no tengo preparado nada.... Está bien, me lo imaginaba –respondía Leorio bastante tranquilo- como ya lo esperaba aproveché de comprar sushi –Sonríe mientras buscaba los cubiertos y utensilios para colocar en la mesa para la cena de navidad. Pero algo no estaba bien, faltaba algo primordial, algo que no podía faltar en la fecha más importante del año- Kurapika, me podrías decir ¿Dónde armaste el árbol de navidad?... JA! Y tú me podrías decir...Leorio... ¿Cuándo lo he armado? –Respondía Kurapika con un tono bastante sarcástico- Ah! Por supuesto, resulta que ahora se te olvida que me ayudabas a armarlo, perfecto-Decía un cabreado Leorio- Exacto, ayudaba, tiempo atrás. Además tú te fuiste del departamento, por lo tanto todo lo que tú hacías acá se ha ido contigo, incluyendo tú y tus estúpidos recuerdos –Leorio suspira- Ay Kurapika no tienes remedio, vamos levántate de esa silla y VE A BUSCAR EL ÁRBOL!, lo haremos los dos... VAMOS, VE! –Kurapika se sonroja, golpea la mesa, se levanta de la silla y va por el árbol que se encontraba guardado dentro del armario de Leorio. Mientras todo esto sucedía pensaba en que definitivamente, en ese momento Kurapika no era él- Yo jamás haría caso a alguien, pero Leorio es... diferente ¿Por qué?, no lo entiendo realmente, pero él –Voltea y lo mira mientras Leorio sigue en la cocina colocando los utensilios sobre la mesa- él... -Leorio se siente observado y decide voltear la mirada. Tal como si el destino buscaba que toparan sus miradas. Leorio lo mira y sólo se atreve a sonreír- él me.... Vamos Kurapika! Trae el árbol!! –Gritaba Leorio desde la cocina- Leorio me completa – Kurapika se agarra el pecho teniendo la sensación de ardor al aclarar lo que sentía su terco corazón. Vuelve al salón con el árbol entre sus brazos- Aquí está Leorio, y ahora qué.... Mmmm, te parece si lo armamos al lado del ventanal- decía un sonriente y motivado Leorio- Eh... está bien –Ambos se encontraban bastante entusiastas para comenzar a armar el árbol. Lo cual era un sentimiento extraño para alguien como Kurapika, ya que él solía ser una persona bastante apagada para todo tipo de acciones. Pero esta vez era distinto, porque era con Leorio y eso lo hacía sentir feliz, debido a que se sentía partícipe de la felicidad de otra persona, sobre todo de aquélla persona que lo mantenía completo.

Deseos de amor en NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora