Caballero, caballero

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Ay, caballero, caballero.

¿Te vas sin decir ni adiós?

Ay caballero, mi guerrero

¿Por qué no cantas los versos,

caballero, caballero,

de tu última canción?


Dime a mí, jinete sin destino,

por qué no cabalgas las penas,

¿Por qué te cabalgan a ti?

Respóndeme tú, mi jinete descolorido

¿Qué te hace sentirte así?


-Mi corcel dorado se escapó

De mis riendas de lino y plomo se soltó

¡Quién hubo visto tal traición!

¡Acaso ya no ejerzo ninguna atracción!

Y si no merezco cabalgar sobre el sol

Ni caballero ni guerrero,

solo dolor, adiós tu amor.


Ay caballero, caballero.

¿Dónde vas sin armadura?

¿No temes las lanzas, las flechas las dagas,

que se dirigen a tu corazón?

Flechas y cuchillos envenenados

de odio, rencor y malicia.

Flechas, caballero,

envenenadas, mi guerrero.


-Ni caballero ni guerrero,

mas armadura sí que tengo.

De latón rodeo mi alma

tras tres helados candados.

Uno en mi mente.

Otro en mi pecho.

Y el tercero en el caballo que se me escapó.


Ay caballero, caballero.

O tu vida o el rocín.

¿No ves que te estás quedando frío?

Se te está acercando el fin...

Ay caballero, mi guerrero.

Déjame que te caliente con abrazos.

¡Déjame que te haga sentir!


Ay caballero, caballero.

Caballero, caballero, caballero.

El día en el que lo olvides,

el día en el que te dejes vivir...

Ay caballero, mi guerrero,

me tendrás a mí,

mi caballero, mi guerrero,

para romper el tercer candado,

para tu alma cariñosa salir.


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Poesía para dejar el escudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora