Capítulo Final

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Ya! Me quite un peso de encima xD

Disfruten!




-¡Ma...! –El cantante de J-pop se llevó un dedo a sus labios en señal de que quería que Tatsuhisa no gritara. El rockero lo comprendió, por lo que se calló.

-Gracias. –Sonrió.

-Ma...Mamoru...

-¿Si?

-Yo...yo, este....

-¿Sabes? Estas rojo. ¿Te sientes mal?

-¿Eh? –Suzuki se llevó las manos a sus mejillas. Mamoru soltó una ligera risita.

-Cantas hermoso. ¿Lo sabes?

-Bueno, soy cantante. –Tatsuhisa quiso hacer una broma.

-Eso ya lo sé, me refiero a...bueno, a Hatsukoi... -¿Lo había escuchado? Natalie tenía razón, que las personas estén dormidas no significa que no escuchen.

-Eh...yo, me gusto esa canción.

-Bueno, hoy descubrí algo nuevo de ti. También puedes cantar baladas.

-¿Ha? ¿Creías que no podía? –Fingió estar insultado, lo que provoco una risa de parte de Miyano.

-Suzuki-san... -Llamo el enfermo. –Mi familia...está muerta ¿Verdad? –Aquellas palabras rompieron el corazón del rockero. Le tenía que decir la verdad.

-Si. –Contesto en voz baja.

-Lo sabía...Todo fue mi culpa. –El cantante empezó a derramar lágrimas.

-No, no lo fue. –El electrocardiograma empezó a sonar más rápido, dando a entender de que se había alterado.

-Sí solo no hubiéramos ido. Pero... yo... -Tatsuhisa no sabía qué hacer, lo único que entendía era que si seguía así podría empeorar su situación. Tattsun se inclinó y lo beso. Era la segunda vez que lo besaba en el día. Para sorpresa del rockero, Mamoru siguió el beso.

-¿Enserio me amas? –Pregunto Mamoru cuando ya se habían separado. Tatsu se sonrojo ligeramente.

-Si...

-¿Desde cuándo?

-No lo sé... Desde... que te conocí.

-Eso es mucho.

-Si.

-Tatsu. –Era la primera vez que lo llamaba así. –Cuando salga de aquí. ¿Quieres tener una cita? -El rockero se sorprendió por las palabras de Miyano.

-Yo... Si –sonrió. 





Los meses pasaron, ya todo Japón sabía que el cantante y seiyuu Mamoru Miyano había despertado. Cada día recibía visitas de su familia, amigos y compañeros. Tatsuhisa seguía viniendo cada día, y como era costumbre le leía una carta, como cuando estaba dormido.

-¿Traes una carta? –Le pregunto a Tatsuhisa cuando entro a la habitación.

-Sí, y a un amigo. –El pintor apareció atrás de Tatsun.

-¡Oh! Hola.

-Hola –Respondió Yorke. Tatsuhisa se acercó a la camilla y se sentó en una silla que estaba a un lado de él.

-¿Me la leerás? –Hablo Mamo.

-Si. –Saco la carta.

-Yo esperare a fuera. –Comento el pintor saliendo de la habitación.

-Querido Mamoru,

En serio me alegra saber que has despertado. No sabes cuánto sufrí cuando estabas ahí, dormido.

Te amo. ¿Ya te lo había dicho? Te amo y no creo amar a alguien más que a ti. Quiero que estemos juntos, aunque sé que jamás voy a ocupar el espacio que tu esposa tenia, pero, aunque sea déjame intentarlo...




Cuando Yorke salió de la habitación se había topado con la enfermera. Ambos chocaron, la muchacha cayó al suelo y los papeles que traía se esparcieron por el lugar. Yorke comenzó a recogerlos, hasta que se topó con uno que lo dejo con la boca abierta.




-Desde que te vi, has cautivado mi corazón, me duele verte sufrir. Pero por eso tratare de que tu sonrisa vuelva.

Te quiere, Tatsu. –Mamoru había derramado un par de lágrimas. Los sentimientos que Suzuki tenia hacia el eran más que verdaderos.

-Tatsu... Yo... tengo que decirte algo. –La voz de Mamoru sonaba más que triste.

-¡Miyano-san! ¿Cuándo pensaba decirle sobre esto? –Yorke había entrado a la habitación más que consternado. La enfermera venía detrás de él tratando de impedir lo inevitable. El mencionado se limitó a mirar a otro lugar.

-¿Qué pasa? –Yorke le había dado el papel a Tatsuhisa. Cuando termino de leerlo comenzó a llorar, esas lágrimas eran de tristeza y enojo. -¡¿Por qué no me lo dijiste?!

-No quería preocuparte, ni que sufrieras. –Mamoru trataba de excusarse. Su plan había fallado.

-Que no sufriera, sí. Esto dice que te practicaran la eutanasia en dos semanas. ¿¡Cuando pensabas decírmelo?!

-Perdóname, pero... no pensaba hacerlo. –La reacción de Tatsu estaba partiendo el corazón de nuestro cantante.

-Ósea, que un día yo llegaría y preguntara por ti, para que me dijeran que estabas muerto. Excelente. –Tatsuhisa le dio el papel a la enfermera y salió del cuarto hecho un manojo de emociones.



Los días pasaron y Tatsuhisa no volvía. Se lo merecía, pensó el enfermo, debió habérselo consultado, pero... en verdad no quería dañarlo, y tampoco quería salir lastimado él.




El día había llegado. Pasaron a Mamoru a la habitación donde le practicarían tal cosa. Su familia estaba ahí, sus amigos e inclusive compañeros, todos apoyándolo en esta decisión, tal vez no les pareciese la más apropiada, pero era lo que Miyano deseaba.

-Bien, ya está todo listo. –El doctor sacaba una jeringa y preparaba la sustancia que sería depositada en el cuerpo del cantante.

-¡Esperen! –La voz de Tatsuhisa sorprendió a todos. –Por favor, recapacítalo. –Tatsun se agacho a un lado de la cama de Miyano.

-Esto es lo que quiero... -Contesto.

-¿Y nuestra cita?

-Tatsuhisa... -Mamoru hizo una seña de que se acercara. -Lamento no poder cumplirla, pero... lo unico que puedo ofrecerte por ahora es esto. -Miyano junto sus labios con los de él. Se separaron a los pocos minutos.

-¿Listo? –El doctor sostenía aquella arma. Mamoru asintió.

Mamoru abrió los ojos lentamente, una luz de color rosa pastel hizo que los volviera a cerrar,

Sus ojos se volvieron a abrir, esta vez ante él se veía a su esposa y a su hijo tomados de las manos,

El niño le sonrió y la mujer le estiro la mano con una sonrisa en la cara, Mamoru se paró poco a poco, puso su mano en la palma de la mujer de su vida y le sonrió solo como el sabía hacerlo.


Cartas a Mamoru...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora