Capítulo 1

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He aqui a Mabbel con los seiyuus de nuevo xD Es que no me pude quitar la idea. Ademas, no hay fanfics del MamoTatsu, hay millones del YorTatsu y del TatsuZakki (solo hay como 5 de cada uno pero bueee) que dije, y el MamoTatsu? nada que, yo hare sus fanfics xD



Disfruten!




La mayor parte de sus días lo observaba, siempre estaba hablando con alguien, por eso jamás notaba su presencia, aunque realmente no es como si le importara; a pesar de eso, siempre se sorprendía a sí mismo mirándolo, mirando esa hermosa sonrisa.

Mamoru hablaba con Takuma, ¿De qué? Eso no sabía Tatsuhisa, aunque tampoco le importaba mucho. Suzuki jamás había sentido celos de las personas que rodeaban al seiyuu, (Pues muy consiente estaba de que le gustaba aquel hombre) e inclusive, se alegraba de que tuviese una familia establecida, porque aunque doliera, él estaba casado.

-¡Oe! ¡Suzuki-san! –Mamoru lo había visto. El mencionado se sorprendió un poco al oír su nombre de la boca de su compañero, pero como siempre, hizo como si no le importara. Miyano se acercó al hombre con pasos apresurados.

-¿Si? –Contestó Tatsu.

-Oye, te quería preguntar si sabias donde esta Mizuki-san. –Dijo. Como era normal, Mamoru solo lo buscaba para preguntarle cosas, o para avisarle de algo que se había presentado, nunca para otra cosa, por lo que esta pequeña charla, no lo sorprendía en lo más mínimo.

-¿Nana?

-Si.

-No, ni sabía que estaba aquí.

-Oh, ya veo. Bueno, gracias –Sonrió. Esa sonrisa hizo latir el corazón del peli-negro.

Y así como apareció, Mamoru se fue.

Había quedado en verse con Yorke, iban a tomar un par de cervezas, a hablar de OLDCODEX y también a relajarse un poco. Su gira estaba en pie, por lo que ambos hombres, y el resto de la banda, estaban más que ocupados.

-No creo eso. –Decía entre risas el pintor.

-Bueno, según él sí. –Tatsuhisa se paró para ir por otra botella de cerveza.

- ¿Y cómo sigues?

- ¿De qué?

-Miyano. –El corazón del rockero empezó a latir instintivamente, la simple mención de su nombre lo ponía un poco nervioso y algo incómodo.

-¿Mamoru?

- ¿Cuál otro? –Respondió sarcástico y con una ceja alzada.

-Bien, ya lo superé. –Yorke lo miró incrédulo.

-Tanto que intentas destapar una botella con un lápiz, en lugar de un destapador. –Tatsuhisa bajó la mirada a sus manos, era cierto por error había tomado el objeto equivocado. Dejó el lápiz en la barra de la cocina y tomó el destapador.

Un momento, ¿Cómo llegó ese lápiz a su cocina? Se preguntó.

-Ok, lo admito. No, todavía no. –Yorke rió. Ambos permanecieron callados un par de minutos, hasta que el celular del menor lo interrumpió.

-Tatsun, te hablan. –Suzuki camino hacia el celular para poder tomarlo. Al llegar lo agarró y deslizó su dedo al icono verde.

-Moshi-moshi. –Contestó.

- ¿Usted es Suzuki Tatsuhisa-san? –Preguntó una voz femenina del otro lado de la línea.

-Si. ¿Quién habla? –Su tono de voz mostraba confusión.

- Hablo del hospital, ¿Sabe cómo podríamos contactar a la familia de Miyano Mamoru-san?

-¿¡Qué le pasó?! –La mención de aquel lugar altero al rockero. ¿Qué fue lo que sucedió?

-Sufrió un accidente automovilístico. Quedo en coma. –La frase hizo que Tatsuhisa dejara caer el teléfono. El estruendo que se oyó cuando el objeto tocó el suelo, alertó a Yorke, el cual se paró alarmado.




Tatsuhisa corría por los pasillos del hospital de donde lo habían llamado, mientras que Yorke corría detrás de él sosteniendo el celular en su oreja.

-Señorita, ¿Sabe dónde está el paciente Miyano Mamoru? –Preguntó agitado al llegar a la recepción del lugar. La enfermera revisó en la computadora. Tatsuhisa se encontraba desesperado, la mujer no se apuraba, y él tenía el alma en los pies. Quería saber que le había pasado, quería respuestas, y las quería ahora.

-¿Es usted familiar? –Preguntó la mujer con un tono calmado, lo que molestó un poco al hombre.

-No, pero no he podido contactarla. –Decía apurado.

-Lo lamento, pero no puede verlo.

-¡¿Esta burlándose de mí?! ¡Mi amigo esta en este maldito hospital y no me deja entrar!

-Perdone, pero son reglas.

-Fueron ustedes quienes me llamaron. –Decía alterado.

-¿Es usted Suzuki Tatsuhisa-san?

-Mmm, si –Respondió sarcástico.

-Fue la primera persona que nos apareció en sus contactos. –Eso lo había sorprendido, pero no era tiempo para ello, como tampoco el momento.

-¿Puedo pasar? –Su tono de desesperación se había hecho presente, en serio quería saber que le había pasado.

-¡Tatsu! –Le llamó el pintor. –Kaji dijo que le llamaría a la hermana de Miyano para que su familia estuviera aquí, también dijo que no nos moviéramos hasta entonces. Ya viene.

-Ya viene su familia, déjeme pasar. –Su tono cambió de repente, ahora se había transformado a uno de súplica.

-Señor... -Quiso excusarse la enfermera.

-Por favor. –La mujer suspiró. –Bien, pase. –Arrancó un papel de una máquina que se encontraba en el escritorio de donde estaba, la firmó y se la dio al rockero.

-Gracias. –Tatsuhisa corrió hacia donde le había escrito la mujer. Cuando llegó, se paró unos segundos enfrente de la puerta. Miró su papel y volvió a ver la puerta, era el mismo número. Tragó espeso, y abrió la puerta como pudo.

-Mamoru... -Susurró al verlo acostado con un sinfín de cables conectados a su cuerpo. Estaba dormido. Sus cabellos caían finamente en su rostro, enmarcándolo.

-¿Es usted familiar? –Una voz femenina lo sacó de sus pensamientos.

-No, soy...amigo. Bueno, creo que ni eso. –Rió levemente.

-Oh. Soy su enfermera. –Se quedaron en silencio.

-¿Qué pasó? –Por fin preguntó el hombre.

-Los frenos dejaron de funcionar. –La muchacha veía al hombre con cierta lastima en sus ojos. –Murió su esposa e hijo ¿sabe? –Aquello partió el corazón del rockero. Si Mamoru despertara, ¿Cómo le explicarían eso?

-¿Cuándo cree que despierte?

-No lo sé, tal vez mañana, dentro de un mes, o nunca. Está en estado vegetal, sufrió un trauma en el cráneo. Me sorprendí de que siguiera vivo. –La enfermera suspiró. –Lo dejo con el paciente.

Tatsuhisa se acercó y tomó asiento en una silla que estaba a un lado de la cama. Le dolía, y no sabía porque, ni siquiera sabía porque se había enamorado de él. Si Yorke estuviera en esa misma situación ¿Qué haría? No, no, a su amigo jamás le pasaría eso.

Tomó su mano, estaba tibia.

-¿Por qué te pasó esto? –El sonido de la puerta abriéndose hizo que diera un brinco. Su familia había llegado.

Tatsuhisa se apartó.

Cartas a Mamoru...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora