Prólogo

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- Que frío — Una nube de vapor salió de entre mis labios. La noche se había tornado repentinamente helada, tanto que el roce del viento con mis mejillas provocaba que mi piel se erizara.

Me hallaba en el pórtico de mi casa, tenía las llaves en la mano, dispuesta a abrir, pero algo me detuvo, un sonido proveniente de los árboles junto al jardín acompañado de una sensación de que alguien me observaba de entre éstos.

Me apresuré a entrar, cerré la puerta tras de mí y procedí a dejar mis cosas en el sillón más cercano. Estaba agotada, había tenido un día muy largo y el clima no ayudaba. Puse agua a hervir mientras pensaba en que podría cocinar para la cena, no tenía ánimos de hacer nada elaborado, así que se me ocurrió lo más simple, rápido y apetitoso que pudiese haber cocinado en ese instante, "Spagetti"

Decidida a preparar mi comida, fui en busca de los implementos cuando, siento que alguien golpea mi puerta, lenta y estruendosamente. Sentí un mal presentimiento, mi corazón se aceleró por un instante.

-¿Quién es?— Mi voz sonaba titubeante y débil.

No hubo respuesta.

Me asomé para ver por la ventana de la cocina que daba al jardín delantero de la casa. No había rastro de que alguien hubiese estado allí.

"Debió ser un grupo de chicos haciendo bromas", me dije, "No debió ser nada importante", me repetí, pero otro golpe se volvió a oír, venía de la puerta.

Me acerqué con cautela a la puerta, para luego abrirla lentamente. Nada, es todo lo que podía ver, ¿Es que acaso me estaban jugando una broma de muy mal gusto?, me giré para volver a adentrarme a la casa y lo sentí. Alguien tomó mi brazo con cierta brusquedad, mi sangre se heló, no podía pensar en nada, mi cuerpo comenzó a girarse lentamente, después de estar más cerca con la misteriosa persona y fijarme en su rostro, lo vi, era El.

La persona que más había odiado, que había jurado venderle mi alma al diablo antes de siquiera mantener una "amistad" con ese tipo, estaba ahora frente de mí. Con la mirada en el piso y una risa nerviosa.

-¿Qué haces aquí, Jude?, ¿Sabes qué hora es?

- Lo sé, lo siento, pero no podía esperar para entregarte esto... — Saco de su bolsillo izquierdo un bulto negro que se podía asimilar como un paquete.

Lo tomé un tanto temerosa, después de todo, estaba recibiendo un paquete con un contenido desconocido, a la mitad de la noche y de un chico con el que prácticamente nos odiábamos a muerte, eso no es algo que te suela inspirar mucha confianza.

-¿Qué hay dentro?

- No puedo decírtelo, es una sorpresa. — Su voz detonaba emoción, como la de un niño ansioso.

Abrí poco a poco el paquete, con todo el cuidado posible, sin dejar de vigilar cada movimiento de mi "no bienvenido" invitado. Después de meter la mano a la bolsa y asomar su contenido lentamente, me paralicé.

- No puede ser. — Fueron las únicas palabras que logré articular.

°―

(Este es un proyecto de prueba, puesto que si les gustó este prólogo y desean una continuación háganlo saber mediante comentarios o estrellas. Gracias por leer.)

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