- Bien, rellena estos papeles, sigue este pasillo todo recto hasta la derecha y después espera en la sala de estar, es la puerta 201, saldrá a llamarte cuando te toque y le entregas esa hoja.- Me dice la recepcionista de el centro de salud mental.
- Vale, gracias.- Digo cogiendo la hoja.
La verdad es que no se que hago aquí, yo no tendría que haber venido, pero mi padre se empeño en que debía venir porque soy una niña muy callada, no me relaciono con los demás y todas esas cosas, la verdad es que es mi forma de ser y lo ha de aceptar, si me gusta estar sola y mi carácter es así se tendrá que conformar conmigo.
Me siento en la sala de espera que me ha dicho, este sitio es muy tranquilo, solo hay un niño con sus padres a mi lado, bastante mas pequeño que yo, de unos 10 años o así supongo, la familia entera se levanta y entran a la puerta cuando se abre y gritan el niño del nombre. Relleno los papeles que me han dado y veo que detrás hay un cuestionario, la primera pregunta ya me hace pensar demasiado.
"¿Eres feliz con tu vida?"
Que se supone que tengo que contestar a esto? A caso le importan tanto mis problemas, nunca he ido a un psicólogo ni nada parecido a esto pero no estoy muy segura de que esto me sirva de mucho... A saber que preguntas me hacen allí adentro.
Supongo que la psicóloga sera una mujer ya con experiencia y que me de confianza, Luz, mi mejor amiga me contó que ella fue una temporada y que normalmente en su centro eran mujeres las que lo hacían, nunca me he llevado bien con los hombres, así que espero que no sea uno.
Me levanto de la sala de espera y voy al baño un momento antes de que me toque, por suerte el baño esta vacío, cuando acabo me voy a lavar las manos, me levanto las mangas de el jersey y veo las cicatrices de mis cortes, seguro que mi padre ya ha informado que me hablen sobre eso también, como me gustaría que no supieran que antes me cortaba, pero viviendo bajo el mismo techo es muy difícil ocultarlo así que tarde o temprano se acabo dando cuenta.
Me seco las manos y me miro al espejo, el pelo me llega hasta mas o menos debajo del pecho, es moreno y lo tengo bastante bien cuidado, mis ojos son verdes, nunca entenderé como la gente me dice que soy muy guapa y todas esas cosas, sin exagerar yo nunca me he visto nada bueno en mi misma así que nunca acepto los cumplidos que me hace la gente.
Salgo del lavabo y al llegar al pasillo veo a un chico que se despide del niño y de su familia, era el niño de la sala de espera que ha entrado antes. Me fijo en que el chico lleva una bata blanca, como la de los médicos. Oh, no. El primer pensamiento que me viene a la cabeza es que en mis próximas semanas, quien sabe si meses voy a tener que contar mis privacidades a un chico al que desconozco completamente.
Me acerco lentamente a la puerta 201 y por mi lado pasan el niño y su familia, el niño pasa sonriente, parece contento, el psicólogo esta mirando una tabla con hojas, en su puerta, parece donde aparecen todos los nombres de sus pacientes, veo desde aquí que hay una niña de unos 12 años sentada con su madre y me acerco cada vez mas, ya estoy casi delante de el.
- ¿Amira Bá...?- El chico esta a punto de acabar mi apellido cuando me ve plantada delante de el con una mano y el dedo medio levantados, para que comprenda que Amira soy yo.
Vaya, me fijo en que el psicólogo no es mucho mas mayor que yo, tendrá unos 20 años creo yo, así que yo estoy a punto de cumplir los 17 y significa que apenas nos llevamos 3 años, aunque no se su verdadera edad. También veo que por lo general es muy guapo, aunque yo no suelo fijarme en los chicos, a mis 17 años de edad nunca he querido estar con nadie, he tenido pretendientes, de eso no me ha faltado, pero siempre he opinado que para estar con una persona la he de querer de verdad y no como hoy en día, que las personas están por estar y los chicos de nuestra edad solo quieren acostarse con las chicas y no tener nada serio.
Me extraña que el chico se haya quedado perplejo, mirándome a los ojos, con la boca abierta y sin decir una palabra.
-Eh... Esto... Ah, si... Pasa por favor, Amira.- Me dice nervioso, pasándose una mano por el pelo.
Paso por su lado, atravesando la puerta y tomando asiento en una silla delante de el, no me quita ojo, lo noto.
- Bueno, Amira... Cuéntame cosas sobre ti.- Me dice, sin apartarme la mirada.
- Mm... Tengo casi 17 años, vivo aquí, en Barcelona, hago primero de bachillerato... ¿Que mas quiere saber?- Le digo.
- Por favor Amira no me hables de usted, llámame Leo.- Dicho esto me acerca una mano.
Acerco la mía y se la estrecho, este chico me mira de forma muy extraña.
- Amira es un nombre muy bonito, y muy original.- Me dice con una sonrisa, he de reconocer que muy bonita, diría perfecta.
- Gracias.- Me limito a responder bajando la mirada.
- Y dime Amira... ¿Porque estas aquí?- Me pregunta, intrigado.
- Básicamente, mi padre me obligo.- Le digo al médico.
Leo se pone a mirar mis documentos y veo que busca algo en el ordenador, con una cara que no se muy bien descifrar.
- No me digas que... ¿Enserio?- El psicólogo empieza a reír y yo no tengo ni idea de si es porque he dicho algo ridículo, o bien se esta riendo en mi cara de mi.
- ¿Que tiene tanta gracia?- Pregunto un poco molesta.
- Amira, dime algo, tu padre es Raül Báez, ¿Es cierto eso?- Me dice como si estuviera esperando a que se lo afirmara.
-Mm, pues si.¿Pasa algo?- Estoy empezando a pensar que este chico es un poco raro.
- Amira tu padre y mi madre... Bueno no se como decírtelo, están juntos, así que tu y yo no solo nos vamos a ver en consulta, nos veremos mas a menudo, así nos conoceremos más...- Me dice eso con una enorme sonrisa.
Me había quedado sin palabras, pero ahora si que ya me he quedado muda.
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Campos de flores
RomantikAmira esta a punto de cumplir los 16 años, le quedan apenas dos meses para que llegue su cumpleaños. Su padre insiste en que es una niña que necesita apoyo psicológico por parte de los médicos, así que decide llevarla, lo que ella no sabia es a quie...