Capítulo único

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Los fuegos artificiales resonaban desde afuera, anunciando el inicio del nuevo año, la gente festejaba en los santuarios, en sus casas o puestos comerciales, reunidos con amigos o familiares, júbilo, buenos deseos, el ambiente era esperanzador, lleno de expectativas. Yu-topia no era la excepción, el lugar estaba lleno de personas allegadas a los dueños, el banquete había terminado, ahora se encontraban bebiendo y charlando animadamente.

Sus ojos azules observaban con detenimiento, con discreción, su mirada era intensa, matificada por la embriaguez y el sentimentalismo, como el objetivo de su atención reía un tanto forzado por el espectáculo montado por todos en Hasetsu, sosteniendo en sus manos un vaso a medio tomar de cerveza, el brillar de su sortija le cegaba, recordándole algo muy importante.

Ya era pasada de la media noche, todos compartiendo sus deseos y metas a seguir, pero a pesar de que dio lo mejor de sí, intentando parecer lo más alegre posible, el alcohol había sacado a flote los pensamientos que rondaban en su cabeza desde hacía un par de semanas, Yuuri no le había dicho nada, volvió su vista a la botella frente a él, el líquido en su interior le seducía con cada ondulación, cumpliendo su deseo, le tomó hasta el fondo, como si esto le diera el poder para aguantarlo.


-¡Vi-Viktor! -le sorprendió en el acto, pero ya era demasiado tarde, lo había bebido todo- ¡¿Qué estás haciendo?! -alterado le tomó de los hombros.

-Yuuri~ -le sonrió, abrazándose a él- Yuuri~ -repetía medio embobado, besándole en la mejilla.

-E-espera... -intentaba apartarlo, toda su familia estaba ahí.

-¿No me quieres Yuuri? -dijo dolido y con la cabeza agachada.

-¿De qué estás hablando? -suspiró, a veces su entrenador podía volverse muy pesado cuando bebía.

-Yuuri... -conectó sus ojos con los contrarios, parecía que lloraría en cualquier momento, le tomó la mano con extrema delicadeza y la llevó a sus labios, besando el dorado anillo- ¿Cuándo... ?

-Vik... -los colores se le subieron a la cara, enrojeciendo escandalosamente hasta las orejas, con nerviosismo volteó en todas direcciones, nadie parecía haberse dado cuenta- Es-estás muy borracho, te llevaré a tu habitación... -se apresuró a decir, levantándolo consigo.

-Yuuri ¿Sucede algo malo? -le llamó su madre al ver que iban rumbo a las escaleras.

-Creo que Viktor no se siente bien... -dijo un poco ansioso.

-¡¡Yo me siento bien!! -alegó el de claros cabellos, intentando ponerse de pie por sí mismo, tropezando, golpeándose contra la pared, donde el de gafas pudo sostenerlo antes de terminar en el suelo- ¡Vayamos a las aguas termales!

-No, Viktor... -su tono de voz parecía reprenderlo.

-Tengan cuidado ¿nee? -sonrió la madre del joven, regresando a la fiesta.

-Si mamá...


Con mucho esfuerzo lograron llegar al último piso, no es como si el mismo se sintiera bien del todo, sólo había tomado un par de cervezas, las suficientes para sentirse un poco mareado al incorporarse, sumando el hecho de que Viktor pesaba más de lo que parecía, además no ponía mucho de su parte por subir, aunque extrañamente se había calmado y dejado de parlotear incoherencias en cuanto pusieron un pie en el pasillo hacia su habitación, le pareció extraño, pero creyó que de seguro estaría cansado. Deslizó la puerta corrediza, adentrándose en la recamara, le recostó en su cama, un poco avergonzado le quitó la ropa para que descansara mejor, él dócilmente se dejó hacer, pero cuando tomó los pantalones dudó.

Nuestra promesa | ViktuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora