Capítulo único

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El color blanco lo cubría todo, desde los tejados de cada hogar, hasta las copas de los árboles, no había lugar que no estuviese cubierto por aquel velo de nieve. Por más que haya vivido veinte inviernos nunca dejaba de conmoverse ante la belleza que sus ojos apreciaban. El contraste del blanco con la oscura noche donde sólo la luz de la luna y de algunas farolas ayudaban a iluminar su camino, es algo digno de admirar con el corazón.

Recordaba muy bien que en el pasado algunas veces a escondidas salía al jardín a jugar con la nieve, disfrutando como el niño que era, por supuesto aquella felicidad se esfumaba en el momento en que su padre le descubría y le prohíba continuar con su juego. Si lo pensaba su infancia no fue algo muy memorable y mucho menos algo de lo que pudiese presumir.

Caminaba con cuidado, dejando la marca de sus huellas detrás de sí, ya sabía que cualquier pasó en falso podría dejarlo de espaldas sobre la nieve. Por lo que ser cuidadoso era su propia responsabilidad, coger una resfriado ahora con tantos proyectos que se aproximaban arruinaría la imagen de Starish. El grupo estaba en su mejor momento desde que habían comenzado, estaban teniendo muchos trabajos tanto como grupo, como individualmente.

De hecho, el hace tan sólo unas horas había regresado a Tokio luego de realizar una sesión de fotos y un comercial para una nueva línea de perfumes femeninos. Incluso el aroma suave y delicado de las fragancias aún estaba impregnado en él, brindándole una cálida sensación al hecho de estar en medio de la nieve, algo inusual y que sólo una fragancia como en la que ahora era rostro podría crear. Tal vez fuese un trabajo en el que una chica sería la primera opción, pero a él lo habían elegido especialmente, por su elegancia que iba muy bien con lo que el productor tenía en mente para su producto. Y pese ello el director quedó totalmente satisfecho con el trabajo que había realizado y él por su parte disfruto cada momento de esta nueva experiencia.

En ningún momento dejó de apreciar al alrededor hasta que su camino terminó y la puerta principal ya estaba en frente de él. Se le hizo tan extraño que las luces estuvieran apagadas, no era tan tarde como para que ya todos se hayan ido a dormir... Bueno, aunque podía entenderlo, en estas fechas el trabajo aumentaba considerablemente para un idol.

Camino por los oscuros pasillos, los cuales ya conocía casi de memoria y solamente la tenue luz lunar que se filtraba por las ventanas iluminaba. Anduvo a paso despreocupado, hasta que unos ruidos le hicieron detenerse en su sitio y mantenerse cauteloso ¿Habrá entrado un ladrón? Según tenía entendido la seguridad era impenetrable en la mansión.

-Ten cuidado Otoya, que no se te vallan a caer las cosas. - la voz de Ichinose provenía de aquel lugar. Saber que eran sus amigos lo tranquilizó en demasía, pues había imaginado el peor de los escenarios posibles en una milésima de segundo.

-¡Claro que no! Aunque sería más fácil si hubiéramos encendido la luz- se quejó el pelirrojo.

-¡Claro que no! ¿Qué pasa si llega Hijirikawa-san y nos ve caminando por los pasillos? Se arruina todo.

-¿Chicos? -cuestiono confundido e interrumpiendo su discusión ¿Qué era lo que no tenía que ver? ¿Qué le estaban ocultando?

-¡Masaa! ¡Qué sorpresa, no esperábamos verte tan temprano! -exclamó sin darse la vuelta, se apreciaba nervioso. Realmente el comportamiento de Otoya lo delataba. -¿No que tu vuelo salía más tarde?

-¿Eso quiere decir que tu trabajo terminó antes Hijirikawa-san?-

-Efectivamente, he terminado antes de lo previsto.- contestó, fingiendo no haber notado nada. Pero tenía mucha curiosidad por saber que ocultaban sus amigos de él. Pero lo único que podía distinguir en las manos de su amigo eran unas cuantas cajas, la poca luz no le permitía saber más.

Un día como hoy [Oneshot-RenMasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora