<<Por supuesto, podría objetarse que es imposible que una sola persona sea a la vez la representación del ideal, tanto del eros como del ágape. Pero permítanme que les diga que esa afirmación es una forma de misoginia, ya que sólo un misógino puede decir que las mujeres tienen que ser santas o seductoras, vírgenes o putas. Por supuesto que una mujer, o un hombre, puede ser ambas cosas. La musa puede ser la amante tanto del cuerpo como del alma.>>
El haber discutido con Dumbledore sólo hacía que la bestia que llevaba adentro se enfureciera y quisiera salir.
Se serenaba -o eso creía- y por alguna extraña razón sintió la necesidad de frecuentar viejos lugares...
Negó, no podía hacerle eso a Granger, ni quería.
Si iba a sacar su furia, sería de otra forma, más privado, pero definitivamente no con cualquiera.
—Sígueme usando Albus, que tu vasallo siempre te lamerá las botas—escupió con sarcasmo antes de mirarlo fríamente, el viejo sonrió consecuente y más se enfureció.
Se volteó ondeando su capa, maldiciendo y con la mandíbula tensa, dando un portazo, odiaba bajar por esa puta caracola.
Odiaba tener que pronunciar limón cada dos palabras en contraseñas del viejo, odiaba que tuviera esa calma que nunca pudo entender. Odiaba seguir en ese colegio, y lo odiaba a él por deberle tanto.
—¡A tu sala, inútil!—le gritó a un muchacho de quinto, de Ravenclaw, el simple hecho de que estuviera ahí, estorbaba el aire que podía respirar.
Relamió sus labios en busca de calmar las ganas de causarle dolor a alguien.
-¿En serio ese viejo pretendía que hiciera...?-
Se quejó en medio del pasillo, y paso su mano frustrada por el cabello. Inspiró hondo antes de abrir los ojos y seguir viendo el camino.
-Nada que el whisky no solucione-, pensó -Aunque ya no se hasta qué punto va mi problema con este-, admitió.
¿Que por qué Hermione estaba allí, fuera del despacho del profesor Snape? Bueno, tenía varios motivos.
Primero que nada, le había dicho que regresaría, y ella siempre cumplía su palabra.
En segundo lugar, sólo quería verlo. Hablar con él, saber cómo estaba. No sabía cuándo había comenzado a preocuparse por el bienestar de su profesor, pero no se quejaba, ni avergonzaba.
Cuando golpeó la puerta, nadie abrió, así que se dispuso a esperar pacientemente su regreso.
Una chica abre de gran forma sus ojos verdes cuando ve a Severus a punto de pisar uno de los interruptores de sus bromas y lo jala por la túnica hacia un lado sin ser consciente que se topaba con el que para los alumnos de Hogwarts era el peor.
—Profesor... ¿Quisiera decirme cuándo comienzan las clases?—dice ocultando fácilmente su nerviosismo pero no la exageración de dulzura.
El profesor la miró con cierto recelo antes de soltarse. Era deliberadamente más alto que ella, así que sentía que la podía intimidar con una sola palabra.
-Controla tus impulsos, Snape-
Inspiró hondo y la miró a los ojos, detrás de ellos podía ver el engaño, pero decidió que no era hoy que se iba a encargar de esa insolente.
—No empezarán nunca para usted si vuelve a tocarme de esa manera, Ivanovič—arrastró sus palabras en un siseo amenazante, y siguió de largo, hasta su despacho.
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Éxtasis./FINALIZADA/
Fanfiction<< Los pecadores jugaban un papel en la redención de otros pecadores. La fe, la esperanza y la caridad triunfaban sobre la incredulidad, la desesperación y el odio, mientras él observaba y sonreía. >> Autoría compartida con @KovatePriva...