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Los reyes estaban incrédulos, pero no deseaban tener a una hija ciega, así que decidieron abandonarla muy lejos de su reino, en una pequeña cabaña abandonada era un lugar muy solitario, al cual ninguna persona se atrevía a acercarse, pues en este lugar todo parecía encantado, tal vez hechizado, pues nada era lo que solía ser, y de esta forma estuvieron seguros de que nadie, nunca recordaría a la niña.
Cualquiera pensaría que la princesa murió sola e indefensa, sin embarco la naturaleza la acogió, le enseño a caminar, a hablar, a trabajar, pero sobre todo a amar. Ahora no había duda, Alana era la princesa mas hermosa de todas, no solo por fuera, sino tambien por dentro, lo único que la hacia diferente era su ceguera.
La chica siempre estaba sola en su pequeña cabaña, ya no era mas una niña, sabía cuidarse por su propia cuenta, y vivir un día a la vez, con la esperanza de que cada uno fuera mejor que el anterior.

El jardin de AlanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora